Con sabor a revancha

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Autor: Cooperativa.cl

Aunque por muchas razones la Copa de Naciones está varios peldaños debajo de la Copa Davis, el choque de este miércoles ante Estados Unidos tiene un gusto especial para Chile. Será una pequeña revancha de la derrota de cuartos de final en Misión Hills. Y esta vez en condiciones muy distintas al pasto californiano.

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Por Rodrigo Hernández, desde Düsseldorf

 

La Copa de las Naciones de Düsseldorf es un evento de primer nivel mundial. Tiene una organización de lujo, millonarios premios, una tradición de casi tres décadas y congrega a los mejores equipos del mundo. En rigor, clasifica a los ocho mejores según el ranking de los dos primeros jugadores cada país a diciembre de cada año.

 

Generalmente, hay países que desertan como ocurrió con Rusia y Suiza esta temporada, pero nadie puede desconocer la calidad de quienes participan. Lo único que juega en contra del torneo es que se disputa la semana anterior a Roland Garros y todo el mundo dice, incluidos varios jugadores, que es una exhibición bien pagada que sirve para preparar el abierto de Francia.

 

Un botón de muestra: el reclamo del español David Ferrer al umpire Damián Steiner, luego que lo sancionara con la pérdida de un punto por patear la silla de un juez de línea durante su encuentro con Fernando González. "Hombre, cómo me vas a quitar un punto, es un partido amistoso", se quejó.

 

La realidad, sin embargo, muestra que la mayoría de los equipos vienen a Düsseldorf a ganar el campeonato. Chile lleva las banderas gracias al espíritu copero de sus jugadores y su exitoso recorrido en los últimos años en el Rochusclub, pero el resto no le va en zaga. El propio Ferrer, que pedía mano blanda por tratarse de una “exhibición”, se jugó la vida ante González. Le gritó los puntos en la cara y hasta celebró una doble falta del chileno. ¿En qué quedamos entonces?

 

La Copa de las Naciones debe ser valorada en su real dimensión. Puede que esté lejos de tener la relevancia y el historial de Copa Davis, pero es un certamen de alta jerarquía. El único evento por países que organiza la ATP (la Copa Hopman es mixto). Digan lo que digan.

 

En este contexto se jugará la serie ante Estados Unidos. Un match con historia reciente tras el triunfo norteamericano por 3-2 en el pasto de Mission Hills en cuartos de final de Copa Davis. Y es que sin proponérselo apenas dos meses y medio después carios de los protagonistas de ese choquen volverán a verse las caras.

 

Quizá este choque no tenga la misma trascendencia, más aún luego de la deserción de Fernando González, quien decidió junto a su preparador físico Carlos Burgos quedarse fuera de este encuentro.

 

Sin embargo, para Massú el choque tendrá sabor a revancha. El viñamarino, al mediodía del lunes mientras comía una escalopa con papas fritas en la sala de jugadores, veía por televisión el partido entre Ivan Ljubicic y James Blake -que ganó el croata en tres sets- y se decía "a éste hay que jugarle alto y con harto top spin al revés".

 

Pero su táctica deberá cambiar, pues tras la baja de González su rival será Andy Roddick, quien lo batió en Mission Hills. O sea, revancha total para el campeón olímpico.

 

En Estados Unidos las aguas no están tranquilas. Se comentaba en los pasillos del club que hay un problema de relaciones en el equipo norteamericano y que Blake pensaba tomar el avión para ir a entrenar a París, porque Roddick andaba con rodeos para jugar ante Chile.

 

Al final, Blake no jugará y Roddick sí.

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