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Por Rodrigo Hernández desde California
"Dale, tírame una pelota de tenis
mira cómo la domino, soy un crack
les apuesto lo que quieran al tenis-fútbol", dice desafiante Nicolás Massú mientras hace piruetas con una de las bolas escogidas por los estadounidenses para el duelo ante Chile.
Nadie recoge la apuesta, pero todos son futboleros como él: Fernando González, hincha recalcitrante de Colo Colo; Paul Cadeville, "bullanguero" de tomo y lomo; y Adrián García, seguidor de Arturo Fernández Vial. "¿Meme Gamonal mejor que yo?... imposible", remata canchero el viñamarino.
Es que el fútbol es deporte nacional. Y el tenis el segundo. No sé si por la cantidad de cultores, pero sí por el interés que despierta. Ahora, si de historia y triunfos se trata, convengamos que con largueza el juego de la raqueta es el más exitoso.
En Estados Unidos el fenómeno es inverso. El tenis está definitivamente estancado en el interés popular. Ocupa el octavo o noveno lugar en la industria del deporte y muchos culpan a Pete Sampras por la caída. Recuerdan que en los '80 con John Mc Enroe en pleno apogeo y Jimmy Connors aún vigente, aparecía quinto en el listado. Claro, Sampras no tuvo la personalidad ni el estilo marketero de Andre Agassi. Los fabricantes de raquetas y ropa de tenis todavía lo lamentan.
Por eso que la Copa Davis pase casi inadvertida en el propio Club de Campo de Mission Hills no llama la atención. Es verdad que el interés estuvo puesto el pasado fin de semana en el Nabisco Chamionship, el primer major del LPGA Tour, pero los chilenos llegaron el viernes pasado a entrenar y ningún medio local se hizo presente. Si hasta los socios del club preferían jugar golf en las canchas alternativas, croquet o tenis, antes que ir a mirar los entrenamientos del equipo de Gildemeister.
"¿Sabes que acá se juega la Copa Davis?", le pregunté a un voluntario que trabajaba para el torneo de golf. "Ni idea", me dijo, lo mismo que varias personas más. Y con los pocos que estaban enterados el panorama no mejoraba mucho. "¿Cómo se llaman los chilenos?", preguntaba una señora papel en mano para los autógrafos. "Son González y Massú, los campeones olímpicos", le contesté. "Y eso cuándo fue", me respondió. Ahí comprendí que no les interesa.
Basta tomar un diario de circulación nacional para darse cuenta de fenómeno. US Today, por ejemplo, consignaba hoy con grandes caracteres el comienzo de la temporada de béisbol y la final de la liga de básquetbol universitario (NCAA). Del título de Roger Federer en Miami apenas había una pequeña llamada en la portada de deportes y adentro una mísera ficha con los resultados de singles y dobles. Cuatro líneas. ¿Una foto? Ni pensarlo.
Con razón hoy cuando Chile entrenó por primera vez en la cancha central no había ni un solo espectador. Ni siquiera los habitantes de las lujosas casas que están a pasos del lugar. Tal vez mañana algún periodista estadounidense se anime a aparecer.