Por Rodrigo Hernández desde París.
A Fernando González y su coach Larry Stefanski no se le escapa detalle alguno. Este domingo planificaron su arribo al club pasado el mediodía -para no permanecer innecesariamente en la zona de los jugadores durante mucho tiempo- y apenas supieron de la postergación del encuentro ante el checo Radek Stepanek pidieron una camioneta para dirigirse a su hotel situado en las cercanías de la Torre Eiffel.
Al número cinco del mundo no le gusta el tiempo muerto en los torneos. Aparte de aburrido agota mentalmente. En un player lounge como el de Roland Garros circulan cientos de personas y aunque se distribuyan entre los Court "Philippe Chatrier" y "Suzanne Lenglen" el pulular es incesante. Además, en una tarde lluviosa como la de hoy en Paris todos los que debieran estar entrenando se vuelcan a los salones, terminales de internet o videojuegos o simplemente al comedor.
Aunque se trate de un ambiente habitual para todo jugador, cómodo no es. Uno anda chocando con Pedro, Juan y Diego y como González es un tipo afable cada medio metro tiene que saludar a algun colega, técnico o preparador físico, agente o familiar de algún jugador, eso sin contar a los representantes y hombres de negocios asociados a este deporte que andan buscando cerrar algo.
A Fernando por ejemplo le ofrecieron hace poco una exhibición en Punta del Este para fines de septiembre, pero no le gustó la fecha.
Evitar este trafago es una buena decisión. Propio de un top five como lo es el "Bombardero". A Roger Federer, por citar el caso más representativo, se le vio escasamente en el club con tal cantidad de gente en el vestuario y sus alrededores las horas saturan.
El número uno de Chile tiene además razones de sobra para irse pronto al hotel. Ahí lo espera su novia Gisela Dulko con quien disfruta cada noche de la generosa comida francesa. Si algo caracteriza a París, junto con su belleza e historia, es la multiplicidad de opciones para degustar de la buena mesa. Armar un grupo simpático, en el que muchas veces se incluye el propio Larry (Stefanki) es una de las buenas terapias para olvidarse por un par de horas de la pelotita amarilla.
Este lunes, Fernando González saldrá a la cancha como inmenso favorito ante el checo Radek Stepanek, otrora un jugador altamente peligroso, pero hoy carente de resultados y quizás más pendiente de su próximo matrimonio con la ex número uno del mundo, la suiza Martina Hingis, que de volver por sus fueros.
Mientras la suiza se mantiene firme como top ten, Stepanek parece ir cuesta abajo en la rodada, lo que le ha significado de parte de los tenistas sudamericanos jocosos comentarios. Según muchos, quien se empareja con Martina está condenado en irse por el despeñadero, tenisticamente claro, tal como le sucedió antes al español Julián Alonso y al suizo Yves Allegro.
Paul Capdeville, a su turno, también debutará en el segundo día de competencia y aunque lejos de arrancar como favorito frente al italiano Filippo Volandri tiene mucha fe y definido de antemano el padrón de juego "tengo que tirar mucho (apurar la pelota en jerga tenística) subir a la red por el lado del derecho y aprovechar que su segundo saque viene muy lento", dijo.
Es que el número tres de Chile tiene la película clara y ya sabe de triunfos ante "top 50" cuando venció a Paul-Henri Mathieu, Tommy Robredo, James Blake y Robert Ginepri entre otros.
Al jugador de Vitacura aún le quedan unidades que defender en París, pero habiendo transcurrido cinco meses ya revalidó casi todos los puntos de este año. Es cuestión de tiempo entonces que pueda meterse dentro de los 100 primeros del mundo, algo que Adrián García hace tres años y Sergio Cortés en los '90 estuvieron a punto de conseguir.
Si lo logra se convertirá en el cuarto chileno en los últimos 15 años, tras Marcelo Ríos, Fernando González y Nicolás Massú en lucir tal condición.
Suerte muchachos: Si la lluvia que está programada no dice otra cosa.