Nicolás Massú, a lo Federer

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Autor: Cooperativa.cl

Actualmente estar sin un entrenador al lado no es relevante, y el ejemplo está en el mejor de todos: Roger Federer, quien tras deshacerse de Peter Lundgren en diciembre de 2003 jugó el mejor tenis de su vida y hoy no hay quien lo amenace al tope de la clasificación.

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Por Rodrigo Hernández, desde París

 

Primavera parisina. Nubes negras se mueven con viento norte amenazando interrumpir la primera jornada de Roland Garros, donde dos chilenos hacen noticia.

 

Fernando González, dentro de la cancha luego de su convincente triunfo ante Michael Llodra (52º) por 7-6 (3), 6-3 y 6-2 mientras que Nicolás Massú, por ahora, fuera de la arcilla: dejó a Patricio Rodríguez, el mismo que lo condujo al título de Kitzbuhel, la doble medalla de oro en Atenas y que generó la masiva respuesta de connotados actores del tenis chileno para reivindicar su rol protagónico –por sobre Horacio de la Peña– en la hazaña griega.

 

El número uno de Chile prescindió del ex técnico de José Luis Clerc, Jaime Izaga y los hermanos Lapentti porque sentía que no le estaba ayudando. Massú quería –más allá de superar los contratiempos físicos con los que está conviviendo– que Rodríguez diera en la tecla para recuperar su nivel tenístico y, sobre todo, lo motivara.

 

Quizá por su perfil de tipo reposado, docto y caballeroso, hoy Rodríguez no lo remecía. No le provocaba el estímulo que el viñamarino estaba esperando. Hace 11 meses cuando ambos comenzaron a trabajar en Wimbledon, Rodríguez era el hombre indicado. Entonces Massú necesitaba un cable a tierra, alguien que lo llamara a la calma, que lo hiciera comprender que alcanzar un lugar entre los 10 primeros era más una obsesión de la prensa que una urgencia propia. Y vaya si lo logró.

 

Massú ganó con él un torneo de un millón de dólares (Kitzbuhel), se convirtió en el primer tenista en 80 años en ganar dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, y fue noveno del ranking ATP tras el US Open.

 

Como el tiempo pasa y las necesidades cambian, Massú comprendió hoy que era mejor estar solo. Y no fue el pago de Chile, porque la separación se produjo en buenos términos.

 

Exactamente hace 11 meses y tres semanas el número uno de Chile había seguido el mismo camino –también durante Roland Garros– al dejar al argentino Gabriel Markus. Esta vez, sin embargo, tomó la decisión antes que comenzara el torneo, lo que para algunos puede ser un error, pero para Massú terminó siendo un desahogo.

 

"Siempre es mejor tener entrenador que estar solo", dijo este lunes el viñamarino. Pero capaz que esta nueva fórmula le dé la tranquilidad necesaria para jugar el mejor Roland Garros de su carrera.

 

Por delante tiene un cuadro inmejorable. Dos jugadores de la qualy y un eventual choque de octavos con el croata Ivan Ljubicic, un jugador intimidante sobre pistas rápidas pero ciento por ciento abordable en la arcilla parisina.

 

Actualmente jugar sin un entrenador al lado no es relevante, y el ejemplo está en el mejor de todos: Roger Federer, quien tras deshacerse de Peter Lundgren en diciembre de 2003 jugó el mejor tenis de su vida y hoy no hay quien lo amenace al tope de la clasificación.

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