Garbiñe Muguruza disputará en Wimbledon su primera final de Grand Slam
La hispano-venezolana derrotó a la polaca Agnieszka Radwanska en tres sets.
Espera a Serena Williams o Maria Sharapova.
Muguruza se impuso en tres sets por semifinales.
La hispano-venezolana derrotó a la polaca Agnieszka Radwanska en tres sets.
Espera a Serena Williams o Maria Sharapova.
Muguruza se impuso en tres sets por semifinales.
La tenista hispano-venezolana Garbiñe Muguruza (20ª de la WTA) clasificó en Wimbledon para su primera final de Grand Slam al derrotar a la polaca Agnieszka Radwanska (13ª), por 6-2, 3-6 y 6-3, en una hora y 55 minutos.
En la pista central del All England Tennis Club, Muguruza, de 21 años, se convirtió este jueves en la primera tenista española en llegar a la final del major británico en 19 años, desde que lo hizo Arantxa Sánchez-Vicario en 1996.
A sus 21 años, la más joven de las cuatro semifinalistas en la "Catedral" se medirá en el duelo decisivo del torneo con la vencedora del encuentro entre la estadounidense Serena Williams (1ª), pentacampeona de Wimbledon, y la rusa Maria Sharapova (4ª), ganadora en Londres en 2004.
El juego de Muguruza, cuyo mejor resultado hasta ahora en un Grand Slam fueron los cuartos de final en Roland Garros (2014 y 2015), dio un salto de calidad sobre la hierba londinense, una superficie en la que apenas había disputado 19 encuentros antes de este partido.
"Cuando empecé la gira de hierba solo pensé en querer sentirme poderosa en la pista. Quería entrenar eso, no en tener que jugar contra la pista. Ahora me siento más cómoda y voy ganando más partidos", explicó a comienzos de semana.
En su camino a la final en Londres, Muguruza se deshizo de dos 'top-10', como son la danesa Caroline Wozniacki (6-4 y 6-4) y la alemana Angelique Kerber (7-6(12), 1-6 y 6-2), además de Radwanska, finalista de Wimbledon en 2012, la suiza Timea Bacsinszky, la croata Mirjana Lucic-Baroni y la estadounidense Varvara Lepchenko.
La victoria
La hispano-venezolana, la nueva "spanish sensation" ("sensación española"), como la definen en Wimbledon, no acusó el miedo escénico en la cancha central y salió en modo arrollador ante una polaca que perdió su servicio en el primer juego del encuentro.
La tenista de Cracovia, a la que solo le habían hecho ocho breaks en todo el torneo, sufrió dos rupturas en el primer set ante una Muguruza intratable con su saque.
En apenas 34 minutos, la española, que se garantizó ser 'top-10' con su pase a la final, se llevó la primera manga por un contundente 6-2 ante una Radwanska superada en todos los aspectos del juego.
"Sabía que el partido iba a ser muy duro. Comencé muy bien, pero me puse algo nerviosa en el segundo set. Ella es una jugadora muy experimentada y ahí se notó", dijo una radiante Muguruza al ser entrevistada tras el partido.
El encuentro se igualó en el segundo set: la polaca varió su tenis, mejoró en defensa -su fuerte-, le devolvió el quiebre inicial a la española e hizo que su rival aumentara de forma considerable el número de errores no forzados (ocho).
Muguruza acusó los nervios y las prisas en esta manga frente a una Radwanska pausada y calculadora. Tras liderar el segundo set por 3-1, Garbiñe encajó cinco juegos consecutivos para caer por 6-3 y mandar el encuentro a la tercera y definitiva manga.
Bajo la atenta del ex futbolista David Beckham, un asiduo del barrio de SW19, Muguruza consiguió mantener la calma y darle una marcha más a su juego ante la defensa tenaz de su rival.
Con 5-3 y servicio, el partido se decidió tras una mala recomendación del "box" de Radwanska, que pidió el Ojo de Halcón para una bola buena de la española.
En su primer punto de partido, la joven remató el encuentro y reservó su plaza para optar a su primer título de Grand Slam, donde espera vestirse de Conchita Martínez, la única ganadora española en el All England Tennis Club, en 1994.
"No tengo palabras para explicarlo. He trabajado toda mi vida para conseguir esto, jugar la final va a ser un sueño. Conchita ganó aquí y yo quiero ganar también el próximo sábado", afirmó Muguruza, a la que le esperan 24 horas frenéticas antes del partido más importante de su todavía corta trayectoria.