La integrante de Programa de Estudios Psicosociales del Trabajo de la Facultad de Psicología UDP, Elisa Ansoleaga, se refirió a varios aspectos relacionados con el salario mínimo, cuya discusión se desarrolla en el Congreso.
En diálogo con GPS, la sicóloga aseguró que un aumento de este sueldo básico es necesario, pero aun se requiere otro tipo de mejoras.
"El aumento salarial es necesario y urgente, pero no suficiente para garantizar mejoras en el bienestar, en la calidad de vida y en la salud de las personas", dijo la sicóloga.
"No basta el salario mínimo aunque es importante mejorarlo y hay que pensar un sistema de subsidios, no a las personas, sino que subsidios que permitan mejorar el sistema productivo, garantizar una salud de calidad, un sistema educacional que nos permita ver que hay oportunidades", enfatizó Ansoleaga.
A su juicio, el país debe modificar aspectos como el sistema impositivo para que los grandes empresarios puedan contribuir de mejor manera a la sociedad.
"En Chile hay que reformular el sistema impositivo, para que los empresarios puedan pagar más impuestos y tengamos un Estado más fuerte que pueda hacerse cargo de subsidiar a las pequeñas empresas", indicó la experta.
Elisa Ansoleaga valoró el hecho de que "Chile está iniciando un proceso interesante de mirarse como sociedad, está iniciando un proceso reflexivo, que lo estamos viendo con el tema de educación, algo con el tema de salud y trabajo y tiene que ver de que manera como sociedad en su conjunto fijamos estándares mínimos".
Precarización del trabajoRespecto al trabajo, la profesional alertó que en el último tiempo éste ha sufrido un grave deterioro, el cual además ha influido en las personas.
"El trabajo se ha precarizado, en cuanto a que tenemos una perdida de estabilidad muy grande, es decir, antes se entraba a una organización y estabas ahí de por vida, y hoy día el trabajo es más inestable, desechable y genera mucha inseguridad en las personas", afirmó la profesional.
Este deterioro en el trabajo, explicó Ansoleaga, afecta además en mayor medida a quienes perciben menores ingresos, en cuanto a la salud mental.
"Hemos avanzado en estudiar las relaciones entre trabajo y salud mental y uno observa una marcada gradiente social donde aquellos que se ubican en la posición socioeconómica mas baja que acceden a trabajos de peor calidad, tienen peores índices de salud mental que aquellos que están mas arriba", culminó.