La cinta se proyectó este lunes en la 65 edición del Festival de Cine de Berlín.
El filme se suma al buen recibimiento que tuvo ayer "El botón de nácar" de Patricio Guzmán.
La película "El club" de Pablo Larraín fue ovacionada en la exhibición de prensa en el marco del Festival de Cine de Berlín, certamen donde compite por el preciado Oso de Oro junto a otras 18 cintas, incluida "El botón de Nácar" del también chileno Patricio Guzmán.
La nueva cinta del director de "No" anuló al resto de filmes a concurso en la jornada, incluido el del alemán Andreas Dresen, gracias a la crítica a la iglesia católica que expone a través de la historia de cuatro sacerdotes enredados en la pederastia y otros crímenes no atajados ni por la justicia católica ni por la civil que viven recluidos en una casa de retiro, en el balneario de La Boca.
"En mi país, como en otras partes, la iglesia no rinde cuentas a la justicia civil. Lava sus atrocidades con el sacramento de la confesión. La pederastia o la complicidad con los torturadores quedan impunes y a lo sumo se recluye a sus culpables en tranquilos retiros", explicó el realizador, tras el estreno de su filme.
Le acompañaron a Berlín dos de sus actores -Alfredo Castro, habitual en su filmografía, y Roberto Farías-. Uno interpreta a un miembro del "club" de sacerdotes que viven en uno de esos retiros junto al mar y el otro a una de las víctimas.
Se establece una confrontación entre pervertidores y pervertido, bajo la mirada aviesa de una monja-carcelera y un intruso de la llamada nueva iglesia que teóricamente debe aplicar correctivos, pero de movimientos tan oscuros como el resto.
Es una suerte de infierno poblado de sacerdotes, hostiles ante todo y también entre sí, en un retiro tal vez tranquilo, donde lavar sus culpas de puertas para adentro, pero que en la práctica es un infierno, por definición, a perpetuidad y encima "in crescendo".
Una constelación demoníaca, que Larraín resuelve con negrísima ironía y algo de denuncia, por mucho que él rehuya este término.
"No es un alegato. No quiero denunciar verdades atroces o confrontar a la iglesia con sus pecados. Pero eso les tienen a ustedes, los medios, cuyas revelaciones es lo único que realmente teme y hace moverse al Vaticano", aseguró.
La ficción tendrá tres funciones más antes de la premiación pactada para el sábado 14 de febrero.
Buen recibimiento del cine chileno
Pero el buen recibimiento de "El club" no son las únicas buenas noticias que llegan desde Berlín, porque el domingo fue el estreno del documental "El botón de nácar" de Patricio Guzmán, que fue aplaudido con emoción por los presentes.
El filme enlaza el exterminio sobre la población indígena con las matanzas de la dictadura, como dos formas de genocidio frente a los Chile "sigue sin haber hecho sus deberes".
"Lo que cuento de Chile sirve para otros países, para Alemania, para España, para parte de África, para Oriente Medio. Cuando uno habla de genocidio habla de muchos países. Desgraciadamente es un tema universal", explicó el cineasta, tras la proyección de la cinta.
"El botón de nácar" vuelve sobre los pasos de "Nostalgia de la Luz" y arranca del observatorio emplazado en el desierto de Atacama, para viajar hacia la Patagonia, y llegar a la Isla de Dawson, "un cementerio en el mar", tanto por su papel en el destino de los indígenas como de los desaparecidos del pinochetismo.
Así se recluyó "en condiciones inhumanas" a lo que quedaba de una población indígena a la que casi se extinguió por procedimientos como "la caza humana". También junto a la isla se realizaron los lanzamientos al océano de los cuerpos de perseguidos a los que Pinochet hizo "desaparecer".
El nuevo documental de Guzmán "es una continuación de lo que empezó con 'Nostalgia', el retrato de unos destinos que se quiso exterminar, sean los indígenas o los presos políticos".
"El botón de nácar" se disparó tras su estreno a la segunda posición en las preferencias de la crítica internacional recogidas por Screen, el diario que edita el festival, solo superada por la británica "45 Years".
