Un año más, artistas de diferentes estilos pusieron voz al clamor popular del público que solicita una legislación más permisiva con el cáñamo, pero esta vez con más músculo musical, y un emplazamiento, Espacio Broadway, más acorde a un gran evento, como Legalize Festival.
Las primeras horas de la fiesta musical transcurrieron con relativa calma, con los primeros grupos, del catálogo nacional, saliendo al escenario a mostrar sus producciones y la mayor parte de los asistentes refrescándose en la piscina del recinto.
Pasado el mediodía destacaron la propuesta de Aguaturbia, con la inconfundible voz de su cantante a lo Janis Joplin, y la del rapero Portavoz, que introdujo unas letras cargadas de crítica política y bases funk pegadizas.
Con la llegada del rock psicodélico de Los Jaivas se intensificó el viento en el recinto abierto, que comenzó a llenarse en torno a los dos escenarios del Legalize, Sativa e Índica.
El grupo liderado por Mario Mutis, seleccionó temas como "Pregón para iluminarse", "La poderosa muerte" o "Mamalluca" que introdujeron al público en su mezcla de música popular y vanguardia rockera.
(Crédito: Agencia Uno)
Tras Los Jaivas, discurrió con rapidez la programación del festival que, a pesar de tener más de una hora de retraso, trató de ser rigurosa con el tiempo otorgado a los grupos invitados.
Quique Neira, ex portavoz de la célebre banda de reggae chileno Gondwana, hizo lo propio en las tablas con un repertorio basado en sus creaciones en solitario pero con ciertas reminiscencias a su antigua formación, mientras que Julian Marley & The Wailers trajeron la vieja escuela del estilo a Santiago.
El hijo del legendario Bob Marley y la antigua formación del cantante supieron capear el mal tiempo con los conocidos ritmos de "One Love", "Lion in the morning" o "Is This love?", bien defendidos en ejecución y en la puesta en escena.
Jorge González abrió el trío de los ases más esperados, haciendo en esta ocasión el papel de ex cantante de Los Prisioneros, con una selección de canciones de la formación de rock que hizo historia en Chile en los años 80.
"We are sudamerican rockers", "¿Por qué no se van?", "El baile de los que sobran" y "Tren al sur" sonaron con gran fuerza tanto en el escenario como entre el público entregado al espectáculo.
Un cierre de peso
Tras el primer plato fuerte, vino el verdadero estallido, Ska-p, una formación que levantó una gran polvareda entre los asistentes con sus ritmos de ska y punk frenéticos, haciendo olvidar por unas horas el viento y la baja temperatura.
Se trataba de una ocasión especial para la banda española, pues se encuentran en plena gira de despedida por América Latina tras anunciar su separación definitiva, y eso se hizo notar en el repertorio elegido y la energía derrochada en el show.
"Niño soldado", "Vergüenza" y "Estampida" fueron las canciones seleccionadas para hacer entrar el calor al público justo antes de disparar "Cannabis", canción más que propia para la temática del festival.
Con "Solamente por pensar", "Mis colegas", "Intifada" o "A la mierda" la formación de Vallecas mostró su cara más reivindicativa, mientras que "El vals del obrero" o "El gato López" convencieron a más de uno para quedarse hasta el final y perderse los primeros temas de Deep Purple.
Precisamente cuando la locura transitoria se apoderaba del escenario Sativa con Ska-p, los británicos Deep Purple saltaron al otro escenario con una cierta discreción.
Ese fue el gran error de la producción, hacer coincidir dos de los pesos pesados del festival haciendo elegir a los asistentes entre los ritmos ska de uno o el sólido hard rock de los de Hertford.
Al menos los clásicos "Smoke on the water", "Highway star" o "Perfect Strangers" sonaron en solitario como cierre perfecto para la cuarta edición del festival Legalize, la más concurrida y variada de cuantas hubo hasta la fecha.