Entre los cabezas de cartel anunciados para la edición chilena de Lollapalooza 2016 ha llamado la atención a muchos la presencia de Florence & the Machine, una banda indie que no está a la altura en masividad en Chile de otros que han ostentado el lugar de headliners del evento en los años previos, como Pearl Jam, Foo Fighters, Red Hot Chili Peppers o Queens of the Stone Age.
Eminem y Noel Gallagher cuentan con una larga historia que los antecede; lo mismo ocurre con Skrillex, quien se repite el plato en el festival aunque ahora acompañado por Diplo, con quien conforma el dúo electrónico Jack Ü.
¿Pero Florence? "¿Quién es esa tal Florence?" se preguntan muchos que no están particularmente interesados en lo que pasa en Europa y Estados Unidos, fuera de los nombres mainstream largamente apoyados por radios comerciales, sellos musicales e industria.
Bueno, para los curiosos, Florence Welch es, para empezar por algo, una de las artistas femeninas más elogiadas por la crítica desde 2009, fecha en que apareció su primer álbum, "Lungs", que vendió tres millones de copias en 2010 y ganó uno de los Brit Music Awards en el mismo año.
No, Welch no está en la categoría de Katy Perry, Rihanna, Lady Gaga, Miley Cyrus ni ninguna de las cantantes pop que llenan estadios en buena parte del mundo. Tampoco muestra piel ni utiliza cuerpos de baile sobre el escenario. No es polémica, ni comparte su vida privada en las redes sociales.
Lo suyo es otra cosa: lo suyo es un grito dramático de líricas emocionales y sangrantes, con una voz privilegiada y poderosa, que puede llenar un gran escenario y silenciar a una multitud encantada con la teatralidad de su propuesta. Por esas razones, ha sido comparada con Amy Winehouse, Adele, Kate Bush, e incluso Björk, por aquellos que tienen en cuenta la extravagancia que a veces se permite también en sus conciertos. Tori Amos podría reclamar también algo de paternidad sobre su estilo, aunque Welch y sus músicos van más allá cuando suman rock y pop a su propuesta confesional y con letras centradas en los amores urgentes y obsesivos.
Glastonbury
Es esa combinación la que la ha hecho emerger en la escena indie europea, tanto como para convertirse, este año, en la primera mujer que ocupó el puesto de headliner en el Festival de Glastonbury, uno de los más importantes del mundo y referente en materia internacional para otros eventos de la misma índole.
El arribo al gran certamen inglés se produjo luego de que los organizadores pensaran muy bien quién debía ser el reemplazo de Foo Fighters cuando Dave Grohl se rompió una pierna durante un show en Suecia. Y fue el mismo Grohl el que, tras la elogiada presentación de la banda, declaró haber llorado como "un maldito bebé" al ver el show por televisión. El vocalista aseguró también que cuando supo que su grupo no podría estar en Glastonbury, rogó a la organización para que considerara a Florence & The Machine como reemplazo, porque ellos "merecían estar ahí".
El más reciente disco, y tercero de su historia "How Big, How Blue, How Beautiful" (2015) es la piedra angular del tour que la traerá a Lollapalooza Chile, un festival cuyos organizadores se decidieron hace tiempo a ignorar la nostalgia para centrarse en los artistas que triunfan hoy fuera de Chile y particularmente en Europa.
Es una apuesta arriesgada en un país donde son habitualmente las mismas bandas rock de los noventa y comienzos del 2000 las que retornan una y otra vezcon el beneplácito de un público añorante. Pero Lollapalooza no se dirige a ese tipo de audiencia y así seguirá quedando claro, posiblemente, en sus futuras ediciones, aún bajo el riesgo de ver reducidas las grandes cantidades de público que convocaron en sus primeros cuatro o cinco años.
Es un desafío lanzado a su audiencia más dura y un paso osado para Lotus Producciones. Sin embargo, es también perfectamente coherente con la identidad de un festival que se propuso desde un principio traer a los artistas que convocan hoy y no solo éxitos seguros.
Mira parte de la presentación de Florence & The Machine en Glastonbury 2015.