Mujeres solas, en grupo, acompañadas por sus parejas, hombres curiosos; de todo. Cada uno se ha preocupado de llegar de alguna manera hasta los complejos de las firmas exhibidoras para no perderse este, inevitablemente, primer blockbuster del año 2015.
Pero también uno evalúa con quién quiere ir. De por sí es incómodo ver una escena íntima con tu madre al lado, con una mezcla entre asombro y vergüenza en la cara, o a tu padre con una mirada reprobatoria por las conductas sádicas o de naturaleza sexual más osadas que el título erótico que exhiben en el cable la noche de los sábados.
Pero no es sólo el sexo el que te puede llevar a incomodarte al ver una película con tus progenitores. Política, religión, violencia. Los temas que "no se tocan en la mesa", inquietan en silencio en ese momento frente al televisor o la pantalla de cine, y que posteriormente pueden detonar un discurso valórico desde la sabiduría de "los mayores" post visionado.