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Macaco, un cronista de sentimientos colectivos

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Autor: Cooperativa.cl

El artista catalán está de regreso en el país para promocionar su último trabajo discográfico, “Historias tattooadas”.

También fue telonero de los conciertos de Los Fabulosos Cadillacs.

Macaco, un cronista de sentimientos colectivos

"He cocinado a fuego lento. Y espero que siga así, que la vida me siga dejando subir a un escenario, incluso con un dedo roto", dice Macaco.

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Es jueves en la tarde y Daniel Carbonell de las Heras, más conocido como Dani Macaco o simplemente como "Macaco", sube junto a su banda al escenario del Movistar Arena para anteceder la presentación que conmemora los 30 años de Los Fabulosos Cadillacs. La energía del artista catalán se apodera del escenario y el público observa –algunos descubren- el mestizaje musical que tiene para ofrecer este hombre de 42 años, que pisa por segunda vez Chile, pero que tiene 18 años de carrera a cuestas con presentaciones en países como Japón, Alemania y Estados Unidos.

La misma escena se repite al día siguiente. Macaco vuelve a telonear al grupo liderado por Vicentico, en el último día de su estadía en Chile. El tour que lo tiene promocionando en el continente su último trabajo discográfico, "Historias tattoadas", lo lleva también a Argentina, Colombia y México, como consecuencia de la primera colaboración del artista barcelonés y su sello Mundo Zurdo con Sony Music.

"Es un placer, un honor, poder estar aquí de nuevo. Me hubiera gustado, pero no se han dado las circunstancias, de volver a hacer una sala, aunque sea chiquita, pero siempre hay que ir a los sitios con humildad. Cuando vas a países que no te conoce tanto la gente debes ir poniendo un poquito tu semillita. La vez anterior toqué en una sala chiquita, pero la reacción fue muy buena de la gente y lo disfruté mucho", comenta Macaco. "Hacer de telonero siempre es duro, porque la gente está esperando un poco que venga el grupo principal, pero yo creo que hubo reacciones muy buenas de la gente", agrega.

En 18 años de carrera, Macaco ha intentado impregnarle a sus discos una suerte de equilibrio entre lo social -él le llama una crónica de sentimientos colectivos- y canciones que hablen sobre otros temas. Usualmente escribe acerca del amor, pero se apresura en aclarar que "tampoco tiene que ser jugando con los topicasos típicos. Y creo que ese balance aquí la gente lo entiende", porque "me da la sensación de que aquí hay mucha gente comprometida, gente con la cabeza abierta, con mentalidad abierta, y eso es bueno para que haya apuntes de palabras, como decía Benedetti".

"Historias tattoadas"

El octavo álbum de estudio de Macaco es sumamente actual. La pérdida de las relaciones personales a favor del "pantallismo online", el vertiginoso ritmo de nuestro tiempo, la costumbre a la violencia y la desconexión entre los ciudadanos son algunas de las fotografías de la sociedad moderna que el español captura y las transforma en música.

"Ahora la gente está conectada con el Twitter, con el Facebook, que no digo que esté mal, yo también lo utilizo", apunta. El problema está, dice Macaco, cuando se cruza el límite de lo sano. "Hay documentales donde se ve el enganche y la necesidad de chicos y chicas cuando se les acaba la batería o si dejan de tener un follower y ese tipo de cosas muy locas. Parejas que están cenando y que no se miran casi a los ojos, que solo les falta hablar por WhatsApp. Y todo el mundo queriendo selfies en cada segundo y muchas veces se olvidan de vivir ese presente"

La introducción del disco se denomina "La huella", una canción hablada donde es la propia madre del español, Teresa María, quien recita versos sobre aquellas historias que dejan marcas, que dejan huellas bajo la piel. "Marcas llevamos todos. Son mucho más fuertes y más importantes éstas (apuntando al corazón) que estas (señalando un tatuaje en su brazo izquierdo). Hay buenas, hay malas, y al final depende un poco de ti si esa marca la quieres utilizar como un punto y final, quedándote anclado ahí, o como un nuevo principio, como una nueva partida. Y yo quiero pensar de la segunda forma. Quiero pensar que es un nuevo principio y que te ayudan a ser un poquito más sabio, conocerte un poquito más y que tu aprendizaje, porque yo soy aprendiz de vida, tenga un pasito más".

"Yo las marcas más fuertes que tengo pues son emocionales, tienen mucho que ver con mi familia, cosas que yo considero que de más chiquito me han dado un cierta madurez, pues cuando eres muy chiquito si ves que los mayores no controlan lo que tu piensas que tendrían que controlar, pues eso te hace madurar más rápido. Y a mí me han pasado ese tipo de cosas y me hacen ser el que soy, Me gustaba una frase que decía Saramago, que yo utilicé para un pequeño libro de rimas, y que decía 'el padre espiritual del hombre que soy es el niño que fui.'. Y de repente pues creo en eso".

Ilusión por escribir canciones y tocarlas

El apodo Macaco se remonta a su infancia, cuando era su madre quien lo llamaba Mico. Luego fueron sus amigos. Así, pasó de ser un seudónimo infantil a convertirse en su nombre artístico. "Un poco por mi manera de moverme en el escenario, porque gesticulo mucho cuando hablo, por mi constitución física", dice.

Desde que era un joven de veinte y tantos que cantaba en las calles de Barcelona o el adulto que es ahora, el motor que moviliza al catalán es su ilusión por escribir canciones y tocarlas. "Te aseguro que sin eso no hubiera estado ahora todo un mes y medio que llevo de promoción sin parar", sostiene. "Todo eso para mí tiene sentido por el hecho de poder componer una canción, poder expresarla desde un escenario, y que hay alguien que te quiera escuchar".

Macaco no sabe qué le ofrecerá el destino, pero sí tiene claro que desea disfrutar el presente. También quiere que su carrera siga un camino ascendente, como lo ha hecho hasta ahora. "He cocinado a fuego lento. Y espero que siga así, que la vida me siga dejando subir a un escenario, incluso con un dedo roto", concluye.

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