La cantante estadounidense Madonna defendió la criticada crucifixión con que acompañó la puesta en escena de su tema canción "Live to tell" durante su gira mundial "Confessions".
La diva del pop aseguró que el acto no era "anticristiano, ni sacrílego o blasfemo".
Numerosos grupos religiosos, entre ellos la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa rusa, protestaron por la escena, la que calificaron como insultante, al tiempo que cadena de televisión estadounidense NBC aún no decide si la canción será incluida en un especial sobre el tour, que será transmitido en noviembre.
"Parece haber muchas malas interpretaciones en torno a mi aparición sobre la cruz y quería explicarlas de una vez por todas", aseveró Madonna en un comunicado, emitido el pasado jueves 21 de septiembre.
"No es diferente a una persona que lleva la cruz o 'levanta la cruz' como dice la Biblia. Mi actuación no es anticristiana, ni sacrílega o blasfema; es mi petición para estimular a la audiencia a ayudarse unos a otros y ver que el mundo es uno solo", añadió.
Según la artista, realmente cree "que si Jesús estuviese vivo hoy, él estaría haciendo lo mismo".
Cuando interpretaba la canción "Live to tell", Madonna, de 48 años, aparecía suspendida sobre una cruz gigantesca con una corona de espinas sobre su cabeza.
En el comunicado, Madonna dijo que la intención de la escena era "llamar la atención sobre los millones de niños en Africa que están muriendo cada día y viven sin cuidados, sin medicinas y sin esperanzas".
"Estoy pidiendo a la gente que abra sus corazones y mentes para involucrarse de la forma en que puedan", añadió.
La cantante se presentó la noche del miércoles 20 en Tokio, en lo que podría ser la última escala de su gira, ya que en su sitio oficial no existen nuevas fechas de recitales. (Agencias)