[REVIEW] "folklore" de Taylor Swift: un cambio necesario
La estadounidense no solo sorprendió por un lanzamiento sin anuncios, sino que por el positivo resultado de mirar hacia lo sincero y acústico.
La estadounidense no solo sorprendió por un lanzamiento sin anuncios, sino que por el positivo resultado de mirar hacia lo sincero y acústico.
La productividad de Taylor Swift ha sido abundante en los últimos años, con tres álbumes lanzados entre 2017 y 2020. Pero "folklore", editado en este extraño año, marca un punto importante en su carrera: la mirada más allá del sonido pop.
Si este 2020 es particular por la pandemia, las sorpresas pueden venir desde cualquier lado y en cualquier momento. Así lo demostró la estadounidense, que solo horas antes avisó que tenía listo su octavo disco para que el mundo lo pudiera escuchar.
Una estrategia que no debería llamar la atención debido a la situación mundial: ¿para qué hacer planes en un mundo cambiante? Mejor dejar de dilatar las cosas e ir directo al grano.
"folklore" es lo que hoy se denomina "un disco grabado en cuarentena". Swift, tal vez influenciada por el encierro, tal vez con la idea antes de la pandemia, nunca se sabrá, entrega 16 canciones totalmente distintas a lo que se le conocía hasta ahora.
La mujer que recorrió el mundo con apoteósicos shows, que brilló con su vestimenta y guitarra en mano sobre el escenario, hoy se escucha más íntima, más desgarradora y más interesada en ampliar su estilo que encerrarse en el pop que venía cosechando desde su alejamiento del country con "Red" en 2012.
Atrás quedaron las secuencias, las voces repetidas y el inmenso juego de post-producción. Ahora es momento de guitarras acústicas, baterías suaves, pianos y mellotron por doquier.
El pop que desplegó en los últimos años necesitaba un respiro, en términos musicales. En los económicos, la cosa es clara porque Swift es la artista más exitosa de la última década, la reina de la era del streaming.
Pero precisamente ese abuso del pop pedía a gritos un cambio y llegó con "folklore". Swift se unió a quizás el nombre más indicado para alejarse de lo masivo: Aaron Dessner, guitarrista y el compositor musical de The National, la banda indie más importante de Estados Unidos de los últimos años.
Dessner trabajó a distancia con Swift, aunque eso no fue impedimento para lograr un sonido ligero, sombrío e inimaginable para su catálogo. De hecho, canciones como "Invisible String", "Mad Woman" y "Exile" se acercan a sus mejores obras en casi 15 años de carrera.
"Folklore" apareció en el momento indicado. La esperanza está en que no se convierta en "Joanne" de Lady Gaga, un gran paso en falso que se recuerda aún. La historia musical de Swift necesitaba este cambio.