Al menos 21 personas murieron, entre ellas ocho insurgentes, y 60 resultaron heridas este domingo en un ataque coordinado contra el cuartel general de la Policía de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, que ya ha concluido, informaron fuentes oficiales.
El portavoz del Ministerio afgano de Interior, Nasrat Rahimi, confirmó en su cuenta de Twitter el fin del asalto en Pol-e-Khumri, la capital regional, varias horas después de su comienzo pasado el mediodía, al morir todos los talibanes involucrados.
Un primer insurgente suicida hizo explotar un coche bomba detrás del edificio y otros dos se inmolaron ante la puerta, abriendo paso para que cinco de sus compañeros penetrasen en el inmueble, explicó a Efe el portavoz de la Policía de Baghlan, Jawid Basharat.
Los cinco atacantes que asaltaron el cuartel fueron abatidos por las fuerzas de seguridad tras un enfrentamiento, agregó.
En tanto, el Ministerio de Interior confirmó en un comunicado el fallecimiento de 13 agentes y apuntó que otras 60 personas resultaron heridas -35 policías y 25 civiles-.
Talibanes aseguran que hubo un centenar de muertos
El portavoz talibán Zabiullah Mujahid reclamó la autoría de la acción en Twitter y precisó que se trató de un ataque suicida con coche bomba contra el cuartel general de la Policía.
La fuente situó en cerca de un centenar el número de bajas entre las fuerzas de seguridad, si bien los insurgentes tienden a ofrecer información sesgada sobre el alcance de sus acciones.
El ataque se produce después de que esta semana unos 3.200 ancianos tribales, líderes políticos y ciudadanos influyentes se reuniesen en Kabul para analizar unas posibles negociaciones de paz con los talibanes y pidiesen un alto el fuego y un diálogo "intra-afgano".
En los últimos meses, Washington, que mantiene su presencia en Afganistán en el marco de la misión de la OTAN de capacitación y entrenamiento de las tropas afganas, y los insurgentes del mulá Haibatullah han mantenido seis rondas de negociación en los países del Golfo.
Sin embargo, se niegan a sentarse a la mesa con el Gobierno de Kabul.
El Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso de Estados Unidos, informó esta semana que ha dejado de difundir datos sobre el control territorial en manos de las partes enfrentadas por decisión de las tropas internacionales.
En su estudio anterior, publicado el pasado enero, alertaba de que el control del Ejecutivo de Kabul había alcanzado su punto más bajo desde que se comenzó a contabilizar el dato en 2015, con apenas un 54 por ciento del territorio en sus manos, un 12 por ciento en poder de los insurgentes y el resto disputado.