La policía de Nigeria ha prohibido en Abuya, la capital del país, las protestas por el secuestro de más de 200 niñas por la secta islámica Boko Haram, que las mantiene retenidas desde hace ya 50 días, informó este martes la prensa local.
El comisario de Abuya, Joseph Mbu, anunció a última hora de ayer la prohibición de las manifestaciones que impulsaron el lema "Bring back our girls" ("Devuélvannos a nuestras niñas"), con el que se ha dado a conocer mundialmente el secuestro de las estudiantes de la escuela de Chibok, en el norte de Nigeria.
Los manifestantes han protestado diariamente y de forma pacífica en Abuya para exigir el rescate de las menores, que fueron secuestradas el pasado 14 de abril cuando daban clase.
La pasada semana, activistas del movimiento "Devuélvannos a nuestras niñas" fueron atacados por otros manifestantes organizados bajo el lema "Release our girls" ("Liberen a nuestras niñas"), que asaltaron el lugar donde los primeros estaban concentrados.
Según la oposición política nigeriana, esta acción fue impulsada por el gobierno de Goodluck Jonathan para desplazar el foco de las reivindicaciones sobre el secuestro hacia los fundamentalistas de Boko Haram, informó la Agencia Nigeriana de Noticias.
No en vano, el presidente de Nigeria ha pedido a los protestantes que dirijan sus protestas a Boko Haram antes que al Ejecutivo federal que él lidera, y que ha sido muy criticado por su incapacidad para localizar y rescatar a las menores pese a la ayuda internacional que está recibiendo.
Critica al "exceso de celo" de la policía
Mientras tanto, la líder del movimiento "Devuélvannos a nuestras niñas", la ex ministra de Educación, Oby Ezekwesili, criticó el "exceso de celo" de la policía de Abuya.
"(Mbu) Está tratando de negar a los manifestantes su derecho constitucional a protestar", advirtió Ezekwesili.
La ex ministra aseguró que los activistas denunciarán la prohibición de las marchas ante la justicia nigeriana.
Boko Haram, cuyo nombre significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder y fundador de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha provocado más de 4.000 muertos.