La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió a los países vecinos de Sudán que mantengan sus fronteras abiertas para las víctimas de la violencia que se ha desatado en este país, donde aseguró que mantiene sus operaciones a pesar de la fuerte inseguridad.
"Continuamos operando en todos los lugares en los que hay un acceso seguro", aseguró el jefe de esa entidad, Filippo Grandi, quien adelantó que esta expandirá sus labores en Sudán en cuanto sea posible.
Asimismo, prometió que se aumentará el apoyo para que los gobiernos vecinos puedan prepararse de la mejor manera para la llegada de un mayor número de refugiados.
Los combates entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se desataron hace 11 días en la capital del país, Jartum, donde reina una frágil tregua desde la medianoche del pasado lunes, dando respiro a una sufrida población, entre la cual se han registrado más de 400 muertos y 4.000 heridos.
Grandi dijo que este nuevo episodio de intensa violencia está obligando a decenas de miles de personas de la capital a huir a otras partes del país más seguras, lo que agrava la difícil situación humanitaria, donde ya había 3,7 millones de desplazados internos, además de 1,1 millones de refugiados de países vecinos.
Por el momento, ACNUR ha podido constatar que 20.000 refugiados sudaneses han escapado hasta Chad, donde los recursos son muy limitados para enfrentar la carga actual de 600.000 refugiados en total.
Otros están huyendo a Egipto, con cuyas autoridades está conversando ACNUR para que estas personas puedan recibir la protección que las normas internacionales les garantizan.
Por otra parte, 4.000 sursudaneses que estaban refugiados en Sudán han tenido que retornar de forma prematura a su país en medio de una gran incertidumbre, pero de todas maneras, se cree que otros miles de compatriotas seguirán sus pasos.
