La canciller alemana, Angela Merkel, ha recibido este miércoles con sendos besos en las mejillas al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su llegada a la Cancillería para mantener una reunión bilateral, una de las citas clave de su primera visita oficial a Berlín desde que llegó a la Casa Blanca.
Obama, que aterrizó ayer tarde en la capital alemana procedente de la cumbre del G8 en Irlanda del Norte, tiene una apretada agenda, que incluye en lugar destacado un discurso ante la emblemática puerta de Brandeburgo.
Los principales temas de la agenda bilateral de Obama y Merkel serán la guerra civil en Siria, en la que ambos países difieren sobre el envío de armas a la oposición, y el escándalo en torno al programa estadounidense PRISM de espionaje masivo a través de internet, que ha levantado un fuerte revuelo en Alemania.
Frente a las diferencias en estos dos asuntos, ambos están de acuerdo en que hay que impulsar las negociaciones para lograr rápidamente un tratado de libre comercio entre EE.UU. y la Unión Europea (UE), otro de los temas sobre la mesa junto a la crisis económica.
Sobre posibles avances en uno u otro asunto habrá que esperar a la rueda de prensa que los dos líderes tienen previsto realizar a partir de las 12.30 horas (06:30 hora de Chile).
Obama comenzó su jornada en el Palacio de Bellevue, la residencia del jefe de Estado, donde el presidente Joachim Gauck le recibió con honores militares.
Tras almorzar en la Cancillería, Obama pronunciará un discurso ante la icónica puerta de Brandeburgo.
Discurso de Obama
Según ha avanzado el New York Times en su edición de este miércoles, se comprometerá en su alocución ante 4.000 invitados a reducir en un tercio su arsenal nuclear estratégico, si Rusia se compromete a recortar el suyo de forma similar.
La expectativa es enorme y los medios locales especulan desde hace días sobre cuáles serán sus palabras.
En la memoria colectiva alemana aún resuenan las famosas afirmaciones que en su momento lanzaron desde la capital alemana presidentes de EE.UU. precedentes, como el "Ich bin ein Berliner" ("yo soy un berlinés") de John F. Kennedy, hace ahora 50 años, o el "Mr. Gorbachev, tear down this wall!" (¡"Gorbachov, eche abajo este muro!") de Ronald Reagan.
Berlín vive desde ayer entre fuertes medidas de seguridad por la visita de apenas 24 horas de Obama y su familia, con 8.000 policías en las calles.