La canciller de Alemania Angela Merkel estuvo cerca de lograr lo que ningún político alemán ha podido en el último medio siglo: obtener una mayoría suficiente en el parlamento que le habría permitido a su partido gobernar sin necesidad de formar una coalición.
Los resultados oficiales indican que el partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel obtuvo el 41,5 por ciento de los votos, frente al 25,7 por ciento de sus rivales Social Demócratas (SPD), el 8,4 por ciento de los Verdes y el 8,6 por ciento del Partido de la Izquierda.
Pero aunque Merkel quedó a pocos escaños de la mayoría, el resultado la ratifica como la mujer más poderosa de Europa, al tiempo que la coloca en la galería de los grandes de la política alemana como Adenauer y su propio mentor político Helmuth Kohl.
La decepción para los simpatizantes del gobierno fue la estrepitosa caída de sus aliados del Partido Democrático Liberal (FDP), que no logró el 5 por ciento mínimo necesario para mantenerse en el parlamento, lo que fuerza a Merkel a ensayar nuevas alianzas.
A la espera de que los resultados oficiales finales indiquen si Merkel repetirá la hazaña que en 1957 logró el emblemático líder de la entonces Alemania Occidental, Konrad Adenauer, las elecciones del domingo la ratifican como la política más influyente del país, de la Unión Europea y del planeta.
Merkel, de 59 años, se dispone ahora a asumir un tercer periodo con el mejor mandato recibido en sus ocho años como jefa del gobierno.
En el discurso en el que agradeció a sus partidarios, la canciller dejó para después los cálculos electorales, aunque pareció indicar que servirá el término entero.
"Veo los próximos cuatro años frente a mí y puedo prometer que enfrentaremos muchas tareas en casa, en Europa y en el mundo", dijo una Merkel exultante con lo que es un resultado mucho mejor de lo pronosticado.
Tiempo de coaliciones
Si los demócratas cristianos no lograran la mayoría suficiente para gobernar en solitario, todo indica que Merkel buscaría apoyo de los Social Demócratas, con quienes ya formó una coalición entre 2005 y 2009.
"La pelota está en el terreno de Merkel. Ella tiene que obtener una mayoría", dijo el líder del SPD, Peer Steinbrueck, dando a entender que espera lo que vaya a proponer a su partido la jefa de gobierno.
Es la solución obvia, según indican los conocedores de la política alemana, aunque dentro del campo socialista hay quienes presentan resistencia a la idea regresar a una coalición con Merkel.
Tras aquel experimento los socialdemócratas parecieron sufrir el castigo de sus seguidores, igual que parece haberle pasado a los liberales demócratas en esta oportunidad, quienes después de sacar 15 por ciento de los votos en 2009 quedaron fuera del Bundestag por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Cualquiera sea la combinación que escoja la canciller para apuntalar su gobierno, se da por descontado que no hará grandes concesiones a la manera como maneja la política económica.
Algunos señalan la posibilidad de giros sutiles, como dar un poco más de importancia al crecimiento de la economía por encima de las prácticas de austeridad en las que los alemanes han insistido para solucionar los problemas de las economías menores europeas.
Pero no. Los alemanes premiaron a Merkel por la mano firme con la que ha manejado al país en los momentos difíciles de la crisis del euro, la moneda única europea, al punto que en esta primera elección desde el estallido de los problemas económicos globales, su partido logró mejorar con crecer su último resultado electoral.
De hecho en su último gran mitin de campaña, el sábado en Berlín, Merkel subrayó los éxitos de su gestión de la crisis y garantizó el mantenimiento de su actual política que resumió como de solidaridad con condiciones. Algo que parece aplicar tanto dentro como fuera de las fronteras alemanas.
Foco en Europa
Aunque las elecciones alemanas fueron seguidas de cerca en el resto del continente, el tema de Europa y los rescates financieros tuvieron un papel muy limitado en el debate electoral más centrado en temas domésticos como aumento de impuestos o la creación de un sueldo mínimo nacional, propuestas que la canciller rechaza.
Pero en aquel último discurso electoral Merkel dedicó un espacio a los problemas de la economía continental recordándole a sus socios europeos que muchos de ellos deben acometer las reformas estructurales que Alemania realizó en los primeros años del siglo XXI.
Eso sugiere que países como Grecia, Portugal, Irlanda, España o Italia, los mas comprometidos por los problemas financieros en la eurozona, no deberían esperar cambios sustanciales en el enfoque europeo del próximo gobierno de Merkel.
El hecho de que el nuevo partido antieuropeo Alternativa para Alemania no lograra ingresar al Bundestag al no lograr el 5 por ciento reglamentario sugiere que la mayoría de la ciudadanía acepta la estrategia financiera internacional de la canciller.
Marcel Fratzscher del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas dijo a la agencia de noticias AFP que dentro del espectro político alemán que estará representado en el parlamento no hay grandes diferencias en cuando al manejo de la crisis europea.
"El (SPD) respaldó todas las grandes decisiones de arriesgar fondos públicos alemanes para contener a los países complicados en la periferia del euro. Pese a juguetear con ideas ocasionales como los bonos europeos o redención del fondo de deuda, el SPD nunca presionó por esas ideas", dijo Fratzscher.
Mientras se finiquitan los detalles de la eventual nueva coalición alemana, se da por descontado que las bolsas de valores europeas reaccionen con cautela los próximos días, algo que podría afectar las primas de riesgo de los bonos soberanos de esos países periféricos de la eurozona cuyo rescate Alemania ha encabezado.