La canciller alemana, Angela Merkel, se reunirá este martes con los otros dos líderes de los partidos de su gran coalición para tratar de atajar la crisis política derivada del escándalo del diputado socialdemócrata investigado por un posible delito de pornografía infantil.
La reunión entre la jefa del Gobierno alemán, presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), y los presidentes de la Unión Socialcristiana (CSU), Horst Seehofer, y del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, tendrá lugar esta tarde en la Cancillería y tras su conclusión no está prevista una comparecencia ante los medios.
La tormenta política desatada en el seno de la coalición está ligada a la difusión pública, por parte del SPD, de que el pasado octubre el entonces ministro de Interior de la CSU Hans-Peter Friedrich avisó a Gabriel de que el parlamentario Sebastian Edathy estaba siendo investigado por pornografía infantil y éste se lo transmitió a varios dirigentes de su formación.
El ministro en Cancillería, Peter Altmaier, aseguró en unas declaraciones a la radio FFN de Hannover que es urgente reconstruir la confianza entre los partidos de la coalición y necesario aclarar rápidamente qué ha sucedido en este caso.
Altmaier consideró que "todas las partes deben preguntarse cómo han cumplido con sus responsabilidades" y que es preciso aclarar, en último término, si "Edathy fue avisado y por quién".
El chivatazo -que se desconoce si llegó hasta el propio investigado y desbarató la operación policial- tuvo lugar durante las negociaciones para formar la presente gran coalición, ya ha costado la dimisión de Friedrich -que había pasado a la cartera de Agricultura- y amenaza a otros prominentes políticos alemanes.
En primera línea de fuego se encuentra Thomas Oppermann, jefe del grupo parlamentario socialdemócrata al que Gabriel informó del asunto, por si él podría haber alertado a Edathy.
La CSU, en aras del reparto de responsabilidades, ha exigido su dimisión junto a Friedrich, un extremo que ayer rechazó Gabriel.
Pero el escándalo afecta hasta a la propia Merkel, sometida a un fuerte escrutinio por parte de los medios de comunicación por la posibilidad de que ella hubiese sido informada también el pasado otoño, durante las negociaciones de coalición, sobre el asunto, algo que su portavoz ha negado tajantemente.