El presidente de Alemania, Christian Wulff, se convirtió en objeto de críticas masivas en los principales medios del país, así como de una denuncia ante la fiscalía, por haber intentado impedir que saliera a la luz el caso de un crédito privado que aceptó de un matrimonio de empresarios amigos.
La fiscalía de Berlín confirmó haber recibido una denuncia por intimidación contra Wulff, por presiones de parte del mandatario al grupo editor Springer, que sacó a relucir el escándalo del crédito en Bild, uno de sus diarios, donde informó el pasado 13 de diciembre que Wulff recibió en 2008, cuando era jefe del Gobierno de la Baja Sajonia (norte del país), un crédito de 500.000 euros (casi 336 millones de pesos chilenos) del matrimonio amigo y millonario Geerkens, el que posteriormente liquidó en condiciones favorables con otro crédito de un banco público.
Según explicó Wulff, el dinero le habría sido prestado por la esposa de su amigo Egon Geerkens, a lo que siguió una larga lista de vacaciones en España, Italia y otros lugares, entre 2003 y 2010, a invitación de empresarios locales.
Finalmente, dos días antes de Navidad y en medio de fuertes presiones, Wulff compareció públicamente para pedir disculpas por no haber "procedido con rectitud" respecto al crédito, al no haber informado de éste cuando fue requerido a hacerlo, en 2009, por la cámara regional de Baja Sajonia.
A esta demanda se suman más de una veintena de denuncias, que han sido presentadas en los últimos días en Hannover, en relación al crédito aceptado por el político, entre otras sospechas de amiguismo; aunque ninguna de estas denuncias, presentadas al parecer por ciudadanos alemanes, ha derivado hasta ahora en apertura de sumario.
Los principales medios alemanes, como el conservador Frankfurter Allgemeine y el progresista Süddeutsche Zeitung, cuestionan la continuidad de Wulff como presidente y coinciden en criticar la violación de derechos constitucionales por su parte al tratar de impedir que el diario Bild revelara el caso del crédito.
El caso de presunta intimidación salió a relucir tras informaciones del Süddeutsche Zeitung, y posteriormente la redacción de Bild confirmó que efectivamente Wulff llamó personalmente a su director, Kai Dieckmann, y al jefe del grupo editorial Springer, Mathias Döpfner, para tratar de frenar la publicación de esa noticia, cosa que no ocurrió.
El caso fue titulado como "La ruptura definitiva" en la editorial del Frankfurter Allgemeinen en referencia a la relación de Wulff con los medios, mientras que Süddeutsche Zeitung afirmó que "un hombre al que se le llena la boca de 'libertad de prensa', pero no la respeta, es un falso presidente".
En días pasados, la canciller Angela Merkel había expresado reiteradamente su respaldo a su correligionario, el que llegó a la presidencia en junio de 2010 a propuesta de la canciller tras la dimisión de Horst Köhler por unas declaraciones relacionando la misión en Afganistán con los intereses económicos alemanes.