El caso del diputado berlinés del Partido Pirata, Gerwald Claus-Brunner, sospechoso de haber abusado sexualmente y asesinado a un hombre antes de suicidarse, sacude a esa formación, que irrumpió en el panorama político alemán hace cuatro años y que ahora está en vías de extinción.
Se sospecha de que el parlamentario, miembro de la Cámara Regional de Berlín desde 2011, arrastró con un carretilla el cadáver de víctima desde la casa de ésta hasta la suya propia, a unos 15 kilómetros de distancia, donde fueron hallados ambos cuerpos el día lunes.
"De algún modo tuvo que transportar ese cuerpo", comentaron fuentes policiales, en relación con el relato que ofrece hoy del caso la prensa popular, como los diarios Bild y B.Z.
Su víctima, no identificada, era un hombre al parecer menudo, de unos 29 años, que había colaborado anteriormente con el diputado y al que éste presuntamente acosaba.
Los cadáveres de ambos fallecidos fueron hallados el lunes en Berlín. (Foto: EFE)
Las causas de su muerte fueron uno o varios fuertes golpes en el pecho, mientras que Claus-Brunner se electrocutó unos días después, aunque no se ha precisado la fecha concreta.
Su último mensaje en su cuenta en Twitter era del viernes pasado, cuando afirmaba haber tenido "un día de mierda".
Ascenso y caída
Su muerte salió a la luz el lunes, al día siguiente de las elecciones regionales de Berlín, en las que Los Piratas obtuvieron un 1,7 por ciento y quedaron sin escaños, cuatro años después de haberse alzado con un 8,9 por ciento.
Esta formación, sin un programa claro más allá de defender la libertad en internet, se convirtió entonces en la sensación del espectro político del país y, catapultada por su éxito en Berlín, entró sucesivamente en otras cámaras regionales.
Claus-Brunner había dicho en el Parlamento que en algún momento guardarían un minuto de silencio por él. (Foto: Piraten-steglitz-zehlendorf.de)
Tras ese buen arranque inicial apenas dieron que hablar, pero la muerte del diputado ha devuelto al partido a los titulares, tras unas elecciones en las que la noticia había sido la erosión sufrida por la gran coalición de Angela Merkel y el auge de la derecha radical, sin que la desaparición de Los Piratas causara sorpresa.
La prensa popular ha recuperado la imagen del corpulento diputado, de dos metros de altura y siempre ataviado con un pañuelo pirata, que se definía a sí mismo como "90 por ciento homosexual y 5 por ciento heterosexual".
Claus-Brunner había insinuado su suicidio en su último discurso en el Parlamento berlinés, pronunciado en junio, donde vaticinó que el resto de la cámara lamentaría la desaparición de su grupo y que en algún momento guardarían un minuto de silencio por él.