Al menos una persona ha muerto, cuatro han resultado heridas y varias más permanecen desaparecidas tras dos explosiones -en principio no relacionadas- en sendas plantas químicas del gigante alemán BASF en Lampertheim y Ludwigshafen, oeste de Alemania, dos localidades a apenas 30 kilómetros de distancia.
El suceso más grave es el de Ludwigshafen, donde se produjo este lunes una fuerte detonación a las 11.30 hora local (06:30 hora de Chile) en unas conducciones del puerto norte, donde la factoría de BASF se abastece de gas licuado y petróleo, y los productos químicos lanzados a la atmósfera podrían suponer un riesgo para la población cercana.
"Durante unos trabajos en unas tuberías se produjo una explosión que resultó en un incendio", explicó la empresa en un comunicado
Además, las autoridades en Ludwigshafen pidieron que los niños de colegios y guarderías de la zona no salgan al aire libre después de que varios vecinos denunciasen problemas para respirar a raíz de la fuerte deflagración, que provocó un aparatoso incendio.
La propia empresa pidió a los vecinos de Ludwigshafen "evitar permanecer en espacios abiertos y mantener las puertas y ventanas cerradas".
La explosión causó una densa nube de humo negro que se elevó sobre Ludwigshafen y motivó un fuerte despliegue de equipos de bomberos y ambulancias.
Este accidente se produjo apenas unas horas después de que tuviese lugar otro suceso en la planta de Lampertheim de BASF, en la que se producen aditivos para plásticos.
En este incidente explotó un filtro, por motivos por el momento no aclarados, según la empresa, pero no ha supuesto la expulsión de químicos peligrosos a la atmósfera.
BASF reconoció que en este primer incidente cuatro trabajadores resultaron heridos y tuvieron que ser trasladados a un hospital cercano.
La actividad se ha paralizado en los dos centros industriales afectados, con lo que BASF acumula 16 interrupciones de la producción en algunas de sus plantas alemanas en lo que va de año, frente a los 13 incidentes registrados en el conjunto de 2015.