La Organización de Estados Americanos (OEA) realiza este miércoles una sesión del Consejo Permanente en el que un grupo de siete países pretende aprobar una resolución para condenar la violencia en Nicaragua y pedir al Gobierno que acepte adelantar las elecciones fijadas para 2021.
La sesión, convocada de forma extraordinaria, está dedicada a Nicaragua, que vive su crisis más sangrienta desde la década de 1980, con más de 350 muertos en tres meses.
En la sesión, siete países (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y EE.UU.) quieren aprobar una resolución para reiterar "su enérgica condena y su grave preocupación" por los actos de violencia de la policía y grupos parapoliciales, supuestamente simpatizantes del presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
El borrador de la resolución incluye una petición para que el Ejecutivo "apoye un calendario electoral acordado conjuntamente en el contexto del proceso de Diálogo Nacional".
La Conferencia Episcopal de Nicaragua, mediadora y testigo de este diálogo nacional, planteó el 7 de junio a Ortega que convocara elecciones anticipadas el 31 de marzo de 2019.
Pero, el 7 de julio, en una manifestación ante simpatizantes, Ortega rechazó la propuesta de adelantar los comicios, fijados para 2021, y llamó "grupo de golpistas" a los opositores, a la vez que afirmó que ya habría "tiempo para las elecciones tal y como lo manda la ley".
La sesión comenzó con dificultades para aprobar el orden del día y las quejas del canciller nicaragüense, Denis Moncada Colindres, que culpó de la violencia a "grupos terroristas internos y externos".
Moncada Colindres explicó que su país quiere presentar su propia resolución, en la que se insta "a la comunidad internacional, específicamente a los países de América Latina y el Caribe a respetar la autodeterminación del Estado de Nicaragua, para restablecer la paz y la seguridad, sin injerencias de ningún tipo".
Para ser aprobadas, cualquiera de las dos resoluciones necesitan el apoyo de 18 de los 34 países que son miembros activos de la OEA.
Los violentos incidentes en Nicaragua de los últimos días, como los ataques a la ciudad de Masaya y a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), han provocado fuertes reacciones por parte de países como Estados Unidos y organismos, como la Unión Europea (UE).