Puerto Rico, estadounidenses sin sentirlo
El movimiento social que derribó al gobernador revive el debate sobre el particular estatus de la isla.
Durante 2 semanas los puertorriqueños coparon las calles de la isla caribeña.
El movimiento social que derribó al gobernador revive el debate sobre el particular estatus de la isla.
Durante 2 semanas los puertorriqueños coparon las calles de la isla caribeña.
Tras dos semanas de masivas protestas, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, renunció al cargo tras la revelación de varios chats ofensivos con sus subalternos.
Pero las manifestaciones contra Rosselló también fueron el resultado de años de frustración con el gobierno local tras el Huracán María y una recesión económica severa.
La tasa de desempleo en Puerto Rico es el doble que la de EE.UU. y miles de personas aún están desplazadas por el paso del huracán en septiembre de 2017.
El escándalo es un golpe para el movimiento anexionista puertorriqueño, liderado por el Partido Nuevo Progresista (PNP) de Rosselló.
El grupo político ha despegado desde el comienzo de la crisis económica de 2008: En un plebiscito en 2012 más que la mitad de la isla votó a favor de ser estado de EE.UU. y en 2017 el PNP ganó la gobernación y la mayoría en la Asamblea Legislativa.
Jenniffer González-Colón, representante de Puerto Rico (sin voto) en el Congreso de EE.UU. recientemente presentó la Ley Admisión de Puerto Rico (the Puerto Rico Admission Act), que formaría un grupo de trabajo para investigar y empezar la transición de Puerto Rico a un estado federado.
El "estado libre asociado"
Puerto Rico es un "estado libre asociado" de Estados Unidos, por lo que no tiene representación con voto en el Congreso y sus habitantes no pueden votar en las elecciones federales.
Sin embargo, los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, pero no pagan impuestos federales si viven en la isla; mientras que los que viven en EE.UU. tienen los mismos derechos legales que cualquier otro ciudadano.
Asimismo, la isla típicamente recibe menos apoyo económico de Washington, pero no al nivel que esperaría, como pasó con "María", que dejó daños por valor de 92 mil millones de dólares, pero la isla sólo recibió cerca de la mitad de esa cifra.
Más allá de la cuestión legal, la relación entre Puerto Rico y EE.UU. también es marcada por la diferencia cultural.
"Somos ciudadanos estadounidenses, pero no sentimos que seamos estadounidenses. Eso es importante para ambos lados, para Puerto Rico y para los estadounidenses", resume el ex gobernador Aníbal Acevedo-Vilá.
La relación es más tensa desde la respuesta estadounidense al huracán y ahora por los tuits ofensivos de Presidente Donald Trump sobre la isla. De hecho, muchos se sienten como ciudadanos de segunda clase dentro de EE.UU.
El huracán y la reciente movilización social también han subrayado la cuestión de la diáspora -más 5 millones de puertorriqueños viven en EE.UU-, frente a los 3,4 millones que aproximadamente habitan la isla caribeña.