Una serie de disturbios se generaron este sábado en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires, pues la casa de la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, amaneció cercada por vallas y con un refuerzo de la seguridad policial, decisión tomada por el alcalde Horacio Rodríguez Larreta, de oposición al gobierno argentino. Tras una marcha que aglutinó a cientos de "Kirchneristas", varios de ellos intentaron derribar el cerco, incidentes por los que cuatro adherentes fueron detenidos y cinco policías resultaron heridos, según informó Clarín. Fernández criticó la decisión del gobierno capitalino, y lo acusó de querer "prohibir las manifestaciones de amor y de apoyo absolutamente pacíficas y alegres, que tienen lugar ante la ya inocultable persecución del partido judicial", aludiendo a los delitos de corrupción que le imputa la Fiscalía.