"¡Papá!". Esa fue la "palabra mágica" de un niño de tres años, dejado a las dos semanas de vida por sus padres biológicos al cuidado de un matrimonio vecino, que terminó de convencer a un juez sobre su adopción en la ciudad de Rosario, Argentina.
Un magistrado, Marcelo Molina, del Tribunal de Familia Nº 5 de la localidad, estaba en una encrucijada: la pareja había criado al menor y quería adoptarlo; sin embargo, en el Código Civil argentino, la entrega de un niño, guarda directa o de hecho por parte de los progenitores quedó "expresamente prohibida", consigna Infobae.
El juez tenía varias opciones para definir cuál iba a ser el futuro del niño: una era dar intervención para que fuera a un hogar y al Registro de Adoptantes; otra, lograr que alguien de su familia biológica recuperara el vínculo con él, sabiendo que nunca habían formado parte de su vida cotidiana, señala el portal.
Es aquí donde ocurrió la escena -narrada por el propio magistrado al sitio- que terminó de convencerlo de que entre ellos había un vínculo real.
"Estábamos acá en la audiencia. Los padres biológicos, yo y la señora que lo estaba criando. El nene estaba a upa de ella, jugando en silencio, en su mundo -cuenta el juez-. Yo le pregunté a la señora si estaba sola y ella me dijo que afuera estaba su marido. Por un error nuestro el hombre había quedado afuera y como es gente muy humilde, nos nos habían dicho nada. Yo digo 'por favor, háganlo pasar ya'. Cuando entró el hombre, el nene, que hasta ese momento no había dicho una sola palabra, giró la cabeza y le dijo: ¡Papá!", contó.
En ese instante, Molina dice que se generó un silencio profundo en la sala, hubo miradas que se cruzaron y que él se dio cuenta de que "ese hombre era para el nene su papá, no había ninguna duda. Lo recibió con tanta alegría, faltaba que sacaran una pelota y se pusieran a jugar", sigue.
El juez tomó la decisión: les otorgó la adopción plena, una tercera opción de la legislación, al probar que quedarse con la familia que lo tenía "en guarda" preservaba el "interés superior del niño".
A partir de ahora el menor tendrá el apellido de sus padres adoptivos y las familias podrán, si lo desean, acordar un régimen de visitas para que no pierda el contacto con sus padres biológicos.