El Gobierno argentino advirtió este miércoles que no descarta un posible "sabotaje" en el hundimiento de un destructor utilizado en la guerra de Malvinas contra Gran Bretaña que se encontraba amarrado en una base naval.
"Nosotros no descartamos bajo ningún aspecto la posibilidad de un sabotaje", dijo el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, en declaraciones sobre el hundimiento que, al parecer, empezó el pasado lunes.
"Es raro que un buque de esa envergadura, fabricado para la guerra y estando amarrado a puerto, se pueda hundir en cuestión de horas sin ninguna razón aparente", agregó.
El destructor Santísima Trinidad se encontraba amarrado en la base naval de Puerto Belgrano, a unos 700 kilómetros al sur de Buenos Aires, a la espera de ser desguazado y tenía una vigilancia mínima para "garantizar la flotabilidad", apuntó el ministro.
Puricelli explicó que le ha pedido al jefe de la Armada, Daniel Martín, que "acelere todos los tiempos" para esclarecer las causas del hundimiento del barco, considerado el buque insignia del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, en 1982.
Para el titular de Defensa habría sido una "negligencia muy grande" dejar abiertas las compuertas que permitieron el hundimiento del barco.
El excomandante del buque José Luis Trejo denunció a medios locales que el deterioro del Santísima Trinidad comenzó después de la guerra de Malvinas, cuando Gran Bretaña "se negó a vendernos los repuestos".
El Santísima Trinidad fue el primer busque dotado con misiles armados en astilleros argentinos pero, a principios de la década de los 90, la Armada decidió utilizarlo para extraer repuestos destinados a una nave gemela, el Hércules.
El buque fue hundiéndose en el puerto poco a poco desde este lunes. (Foto: Clarín)