La desconfianza en las vacunas ha desatado un grave brote de sarampión en Filipinas, con casi 7 mil casos y más de 100 muertes, por lo que las autoridades sanitarias iniciaron este sábado una campaña para inmunizar a unos 5 mil niños diariamente.
Alrededor de 2,6 millones de menores de cinco años no han sido vacunados en el país, todavía traumatizado por el escándalo de Dengvaxia, una controvertida vacuna contra el dengue que se aplicó masivamente en escuelas entre 2014 y 2017 y que se relaciona directamente con la muerte de 39 niños.
Su fabricante, la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur, tuvo que admitir en 2017 que acarreaba efectos adversos y que las personas vacunadas que contrajeran dengue por primera vez sufrirían síntomas mucho más severos.
La Cruz Roja de Filipinas lanzó en la ciudad de Baseco hoy sábado un ambicioso plan para vacunar a entre 2 mil y 5 mil niños durante el fin de semana, en centros de salud y de casa en casa con la ayuda de 250 voluntarios, para concientizar a las familias de la importancia de prevenir esa enfermedad que se propaga por el aire.
"Nunca habíamos visto algo así, un número tan alto de casos de sarampión en un período tan breve. Además se están produciendo múltiples brotes en diferentes puntos del país", explicó Susy Mercado, doctora de Cruz Roja que coordina esta campaña que se replicará en otros puntos del país hasta marzo.
Desde el 1 de enero hasta el 13 de febrero, se han registrado 6.921 casos de sarampión -casi el 30 por ciento en Manila- y 115 muertes, la mayoría de menores de 5 años, confirmó el secretario filipino de Sanidad, Francisco Duque.
En 2017 -antes del caso de Dengvaxia- se documentaron 2.400 casos de sarampión en Filipinas, aunque en 2018 ya subieron a 18.000; mientras que la tasa de inmunización cayó del 73 por ciento al 55 por ciento.
La rápida transmisión del virus
El hospital San Lazaro, centro de Manila especializado en enfermedades contagiosas, se ha visto desbordado por la enorme cantidad de casos, que superan los 2 mil en lo que va de año, y donde han visto morir a 75 niños.
"Todas las muertes se han producido en las 48 horas posteriores al ingreso, ya que eran casos que llegaron en estado muy grave, con neumonía", explicó el doctor, Ferdinand De Guzman, director del hospital que ha llegado a recibir hasta 75 casos al día.
De Guzman advirtió de la relación directa entre la rápida propagación de los casos y los barrios más empobrecidos de la capital, donde un tercio de sus 13 millones de habitantes viven en domicilios irregulares y con frecuencia insalubres.
"Recibimos muchos casos de hermanos y vecinos que vienen juntos. El sarampión se contagia muy rápido por el aire y en las comunidades pobres es habitual que vivan hasta diez personas en habitáculos pequeños, en el mejor de los casos con una letrina", señaló.
En el patio del hospital se han instalado varias carpas con unas cien camas adicionales para aliviar la aglomeración en las habitaciones, ya que los menores ingresados están acompañados las 24 horas por sus padres u otros familiares.