Los internos consiguieron huir durante el enfrentamiento en una cárcel del estado de Goiás.
El teniente-coronel Newton Castilho aseguró que no hay razones para que la población entre "en pánico".
La matanza ocurrió después de que un grupo de presos invadiera un pabellón en el que se encontraban reos de un bando rival.
Un total de 99 presos continúan prófugos tras un sangriento choque entre bandas en una cárcel de Brasil, el cual dejó el lunes un total de nueve muertos y 14 heridos, informaron este martes las autoridades.
La policía del estado de Goiás, centro de Brasil, busca a los reos que consiguieron huir durante el enfrentamiento entre grupos rivales en una cárcel del complejo penitenciario de Aparecida de Goiania.
La Secretaría de Seguridad Pública y Administración Penitenciaria informó que 242 personas huyeron, de las cuales 143 fueron capturadas y 99 siguen desaparecidas.
A pesar de la fuga, el teniente-coronel Newton Castilho aseguró que no hay razones para que la población entre "en pánico" y recomendó "tomar medidas de seguridad normales".
La matanza ocurrió el primer día del año, después de que un grupo de presos del régimen semiabierto invadiera un pabellón en el que se encontraban reos de un bando rival que pelean por el control de tráfico de drogas, informó Castilho.
El comisario Eduardo Rodovalho, responsable por la investigación, afirmó que las víctimas fueron asesinadas de manera "cruel", pues algunos presos murieron carbonizados y dos de ellos decapitados.
Rodovalho recordó que los presos escogieron un "día estratégico" para cometer la masacre y señaló que las autoridades están todavía investigando quiénes son los autores de los crímenes.
La presidenta del Supremo Tribunal Federal y del Consejo Nacional de Justicia, Carmen Lucía Antunes, dio un plazo de 48 horas para que la Justicia de Goiás realice una inspección en el presidio y presente un informe sobre las condiciones de los presos y de la cárcel.
Más problemas en cárceles brasileñas
El episodio del 1 de enero volvió a exponer la crítica situación de las cárceles de Brasil, que en enero del año pasado vivió uno de los episodios más trágicos de su historia carcelaria con sangrientas matanzas en los estados de Amazonas, Roraima y Rio Grande do Norte, las cuales dejaron un balance de más de 130 muertos.
La peor masacre tuvo lugar hace un año en el Complexo Penitenciário Anísio Jobim (Compaj), en la ciudad amazónica de Manaos, donde 56 presos murieron en una lucha entre facciones rivales, las cuales mostraron la gran influencia que tienen en el interior de las unidades y evidenciaron la inseguridad, el hacinamiento y las malas condiciones del sistema penitenciario brasileño.
