Cientos de miles de personas tomaron las calles de más de un centenar de ciudades de Brasil y exigieron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, quien está cada vez más acorralada por la corrupción en Petrobras y una economía casi en recesión.
Las protestas fueron convocadas por grupos opositores ajenos a la política formal y fueron menores que otras dos realizadas este año, que llegaron a congregar a 2,5 millones de personas, aunque tuvieron como diferencia el coro que hoy gritó "Fuera Dilma" en todo el país.
En todos los casos, en boca de los manifestantes estuvieron las corruptelas en Petrobras, que involucran a dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores, y la crisis en que se ha sumergido la economía nacional, que este año se encogerá en torno a un 1,5 por ciento.
La convocatoria fue apoyada por ciudadanos de unas 150 ciudades que tomaron las calles desde las primeras horas, vestidos en su gran mayoría con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña.
La mayor concentración se dio en la Avenida Paulista, el corazón del mundo de los negocios y las finanzas en Sao Paulo, donde 350.000 personas salieron a la calle en respaldo a la protesta.
En el resto del país, los cálculos de la Policía apuntaban a que poco más de medio millón de personas dedicó el domingo a protestar.
Las protestas también tuvieron como blanco al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, fundador del PT, antecesor y padrino político de Rousseff, a quien los manifestantes representaron con enormes muñecos que vestían trajes a rayas de presidiario y tildaron en sus pancartas de "jefe" de la corrupción en Petrobras.