Las invasiones de tierras indígenas en Brasil en lo que va de 2019, coincidiendo con la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro, subieron un 44 por ciento y ya superan a las registradas en todo 2018, según denunció este martes una organización católica en su informe anual.
El Consejo Indigenista Misionero (Cimi), un organismo vinculado al Episcopado de la Iglesia católica, reveló en su informe que al menos 135 indígenas fueron asesinados en Brasil en 2018, frente a los 110 casos de 2017, y teme un recrudecimiento de la violencia este año.
"Los primeros números ya son peores. Percibimos que hay una inseguridad absoluta en los territorios indígenas", explicó en declaraciones a Efe el misionero Roberto Liebgott, uno de los coordinadores del estudio.
De acuerdo con el balance preliminar de 2019, en los primeros nueves meses del año se registraron al menos 160 casos de invasiones, explotación ilegal de recursos naturales y daños al patrimonio en un total de 153 tierras indígenas de 19 estados del país.
La cifra es un 44 por ciento superior a la registrada en todo 2018, cuando se conocieron 111 casos en 76 tierras indígenas de 13 estados, lo que refleja el agravamiento de las ofensivas en los territorios de los pueblos ancestrales.
Los ataques a tierras indígenas incluyen, según el Cimi, alquiler y división de tierras indígenas, invasiones, deforestación, destrucción de patrimonio, explotación ilegal de recursos naturales, minería de oro y diamantes, y contaminación de ríos, entre otros.
"El discurso anti-indígena de Bolsonaro da aval para la violación de los derechos indígenas y para las acciones depredadoras en sus territorios", denunció Liebgott.
Para el misionero brasileño existe "una cierta liberalización por parte de los gobiernos": "Así lo hizo (el ex presidente Michel) Temer y lo está haciendo Bolsonaro. El Estado se ausenta de su propio patrimonio".
El líder ultraderechista, en la Presidencia desde el pasado 1 de enero, se ha mostrado partidario de la explotación económica de la Amazonía y este martes, durante la Asamblea General de la ONU, volvió a defender la soberanía sobre esa región brasileña.
El jefe de Estado brasileño también se refirió a los indígenas durante su pronunciamiento y señaló que "muchas veces" líderes indígenas como el cacique Raoni, uno de los más influyentes dentro y fuera de Brasil, son manipulados por Gobierno extranjeros.
El discurso de Bolsonaro fue duramente criticado por organizaciones medioambientales, como Greenpeace y WWF, e instituciones como el Cimi.
"Dio a entender que los indígenas son manipulados. Negando su protagonismo niega que los indígenas son sujetos de derecho, es muy grave", señaló el misionero.