La Justicia china concedió una indemnización de 2,7 millones de yuanes (258 millones de pesos) a la familia de Nie Shubin, un joven chino que fue ejecutado en 1995 por un crimen que no había cometido, informó hoy el diario South China Morning Post.
La cifra, concedida por los jueces después de que el pasado diciembre el Tribunal Popular Supremo reconociera el error judicial, es sensiblemente inferior a los 2 millones de dólares que había solicitado la familia.
La madre de la víctima, Zhang Huazhi, que durante años ha luchado en los tribunales por demostrar la inocencia de su hijo, declaró que no apelará la decisión, que incluye 188.000 dólares por daños emocionales a la familia, la mayor indemnización de este tipo nunca antes concedida por los tribunales chinos.
Nie fue condenado en 1995 por la violación y el asesinato de una mujer en las afueras de Shijiazhuang, la capital provincial de Hebei (norte del país) y se le ejecutó un mes después de que se dictara la sentencia, cuando él tenía 21 años, después de haber pasado 216 días detenido.
El acusado confesó el crimen a los pocos días de su arresto, si bien al parecer lo hizo tras haber sufrido torturas y agresiones bajo custodia, según admitió la sentencia del Tribunal Popular Supremo de China que revocó la condena el pasado 2 de diciembre.
Su caso se reabrió en 2005, cuando otra persona llamada Wang Shujin confesó haber cometido el crimen por el que Nie fue condenado.
Amnistía Internacional (AI) denuncia que la tortura sigue formando parte de la rutina policial en China, un país con un altísimo porcentaje de condenas y la nación con más ejecuciones del mundo, según grupos en defensa de los derechos humanos.