Juzgados de toda China han comenzado a imponer a las parejas que quieren divorciarse períodos de espera de entre dos semanas y tres meses, con el fin de intentar frenar las separaciones, cuya tasa ha aumentado cerca de un 40 por ciento esta década, informa este lunes la prensa oficial.
Según el periódico China Daily, más de un centenar de tribunales en el país han impuesto esta medida en parejas que llegan a ellos para tramitar sus divorcios, como parte de un programa piloto para resolver disputas domésticas lanzado por el Tribunal Supremo en 2016.
Muchos de estos programas están dirigidos a parejas jóvenes, que según los jueces son más propensas a "rupturas impulsivas" que en generaciones anteriores, y durante el periodo de enfriamiento reciben asesoramiento matrimonial y a veces psicológico para intentar que consideren bien la decisión.
En ese periodo, que desde una decisión judicial del pasado julio no puede superar los tres meses, el juez habla con la pareja y les alerta de las complicaciones de un divorcio, como los trámites para negociar la custodia de los hijos -si los tienen- o para decidir el reparto de las propiedades comunes.
Según China Daily, se intenta que estas conversaciones se realicen en salas alejadas de la severidad del tribunal, con sofás, televisiones y otras comodidades.
La ofensiva "antidivorcio" se enmarca en un momento en el que China intenta promover los valores familiares y que las parejas tengan más hijos, ante la falta de mano de obra en muchas regiones y el peligroso envejecimiento de la pirámide demográfica.
También surge en respuesta a sucesos como el ocurrido en 2016 en Pekín, cuando un juez de la capital, Ma Caiyun, fue asesinado de un disparo por un hombre que no estaba satisfecho con las condiciones que el magistrado había decidido en su divorcio.
En China está permitido el divorcio desde la instauración del régimen comunista en 1949, aunque debido al conservadurismo y las tradiciones orientales apenas hubo separaciones legales de este tipo hasta la llegada del aperturismo al exterior de los años 80.
Según las últimas cifras completas, de 2016, hay unos 4 millones de divorcios anuales en China, un 37 por ciento más que los 2,9 millones de 2011, y en muchas ciudades como Shanghái la tasa de crecimiento de estas separaciones supera con creces a la de los matrimonios.
Los jueces chinos aseguran que su propósito con el periodo de enfriamiento no es "forzar a las parejas a seguir juntas" sino evitar decisiones bruscas, y también aseguran que no se imponen estos tiempos en casos en los que hay violencia doméstica.
Junto al periodo de enfriamiento predivorcio, algunas zonas de China están recurriendo a medidas más "imaginativas" para frenar las separaciones.
Hace unos meses se revelaba que en una provincia del este del país, Jiangsu, se ha recurrido a hacer un test de afinidad a las parejas que quieren separarse, y si lo superan con buena nota, les conminan a continuar juntos.