El pastor protestante chino Wang Yi, conocido por sus abiertas críticas al Partido Comunista de China (PCCh), fue condenado este lunes a nueve años de prisión por un tribunal de la ciudad de Chengdu (centro).
Wang fue declarado culpable de "subvertir el poder del Estado" -cargo utilizado a menudo por el régimen chino contra activistas y disidentes- y de "operaciones ilegales de negocios".
Aparte de la pena de cárcel, Wang perderá durante tres años sus derechos políticos y le serán confiscadas propiedades por valor de 50.000 yuanes (7.160 dólares; 6.390 euros), informó el tribunal en su página web.
Organizaciones pro derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) lamentaron la sentencia y exigieron la liberación inmediata del pastor.
"Wang Yi solamente practicaba su religión y defendía pacíficamente los derechos humanos en China. La sentencia a nueve años es terrible e injusta. Wang Yi es un preso de conciencia y debe ser liberado inmediata e incondicionalmente", reclamó el investigador sobre China de AI Patrick Poon.
En su opinión, la condena "es una burla de la supuesta libertad religiosa en China".
Practicantes religiosos en amenaza
Poon afirmó que "en China, los practicantes religiosos viven bajo la amenaza permanente de la persecución por motivos políticos y de la encarcelación".
Wang y más de 100 fieles de la Iglesia de la Alianza de la Lluvia Temprana -una de las principales iglesias protestantes clandestinas del país, fundada en 2005- fueron detenidos en noviembre de 2018.
Poco antes de su arresto, había publicado un ensayo crítico acerca del estricto control del Gobierno sobre la religión, en el que pedía a los cristianos de China que realizaran actos de desobediencia civil como predicar fuera de las instalaciones de la iglesia o llevar a los niños a la iglesia, ambas actividades prohibidas.
La organización religiosa publicó tres días después de la detención un comunicado preparado con anterioridad por Wang en el que aseguraba que cualquier cargo presentado contra él sería "una mera mentira": "Cumpliré con mi condena, pero no con la ley. Seré ejecutado, pero no me declararé culpable".
Aunque oficialmente en China existe la libertad de culto, numerosas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos denuncian abusos y represión contra las minorías religiosas.