Japón intensificó este viernes las labores de búsqueda de desaparecidos y los trabajos para evitar fugas radiactivas en la central de Fukushima, cuando se cumplen tres semanas del peor desastre de Japón desde la II Guerra Mundial.
Unos 18.000 efectivos del Ejército japonés, apoyados por 7.000 soldados estadounidenses, bomberos, guardacostas y policías iniciaron una gran operación de tres días por mar y aire para recuperar el mayor número posible de desaparecidos tras el terremoto y tsunami en las provincias más afectadas.
Aún quedan 16.464 personas en paradero desconocido desde el día del sismo, un número superior a los 11.620 cuerpos encontrados hasta el momento, según los últimos datos de la policía.
La cifra de víctimas se concentra en las provincias de Iwate, Miyagi y Fukushima, para las que el primer ministro, Naoto Kan, prometió en un discurso lleno de llamados a la esperanza, empleos y la recuperación de sus comunidades.
El diario japonés Yomiuri indicó que 23.600 hectáreas de zonas agrícolas, medio de vida de un gran número de personas en esas zonas rurales, se vieron afectadas por el tsunami del 11 de marzo en el noreste japonés.
A esto hay que añadir la contaminación radiactiva procedente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, que ha afectado a un gran número de plantaciones y granjas en las provincias de Fukushima, Ibaraki, Tochigi y Gunnma.
Coincidiendo con la llegada del nuevo año fiscal, el Gobierno nipón se desprendió del traje de faena azul, que todos los ministros vestían desde el día 11, y se iniciaron planes para traer poco a poco la normalidad a las zonas con más damnificados.
Kan anunció la celebración el 11 de abril de una conferencia con autoridades locales y expertos para poner en marcha medidas que permitan acelerar la reconstrucción de las zonas afectadas y mejorar la vida de cientos de miles de personas sin hogar y otros muchos perjudicados en distinto grado.