El volcán Merapi, el más activo de Indonesia, registró este lunes un alto grado de actividad por segundo día consecutivo y las autoridades no descartan por ahora el riesgo de erupción.
En las primeras horas del día, el Observatorio Vulcanológico del Merapi (OVM) registró hasta 73 nubes ardientes, formadas por cenizas, polvo y piedras incandescentes a más de 600 grados centígrados.
Estas nubes tóxicas, que pueden alcanzar hasta velocidades de cien kilómetros por hora, avanzaron 4.000 metros desde el cráter hacia la vertiente sur.
La agencia científica contabilizó también hasta 110 emanaciones de
lava.
Según Subiandro, director del OVM, el cono volcánico del Merapi acumuló hasta ahora más de tres millones de metros cúbicos de lava y podría ceder en cualquier momento.
"El cono volcánico aún no se ha estabilizado y por eso el riesgo de erupción es muy alto", explicó Subiandro.
"Tenemos varios escenarios previstos, en el peor de ellos, una gran erupción arrasaría hasta doce kilómetros", agregó.
El terremoto tectónico de la semana pasada en Java central activó aún más el volcán y tuvo dos efectos claros sobre el mismo: perjudicar la estabilidad del cono volcánico y aumentar la acumulación de gases en su interior.
Varios expertos coinciden en que el terremoto y la actividad del volcán están vinculados estrechamente. Esto se debe al choque de las placas tectónicas indo-australiana y eurasiática.
Es por esta razón que el sismo de 6,2 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió el sábado 27 de mayo una zona densamente poblada de la isla de Java, Indonesia, habría despertado al volcán.
El terremoto acabó con la vida de al menos 6.234 personas y dejó heridas a más de 30.000. Asimismo, las autoridades estiman que 135.000 viviendas quedaron destruidas.
La mayoría de los 647.000 damnificados que dejó el terremoto vive en refugios improvisados sin baños ni agua potable.
El volcán de cono compuesto o estrato volcán está en alerta máxima desde el pasado 13 de mayo.
Aunque 24.000 personas fueron evacuadas, hay quienes prefieren confiarse de su instinto que de las recomendaciones oficiales y se niegan a abandonar sus casas. Eso es lo que ocurre en Krinjing-Krajan, un pueblo situado a tan sólo cuatro kilómetros del Merapi, cuyos escasos trescientos habitantes decidieron unánimemente permanecer a la sombra del Merapi haciendo caso omiso a las autoridades.
En 1994, en la última gran erupción del Merapi, murieron 66 y otras 1.300 perecieron en 1930. La montaña de fuego (traducción de su nombre) ha entrado en erupción en unas 70 ocasiones desde mediados del siglo XVI. (EFE)