La respuesta inicial de TEPCO, operadora de la central de Fukushima, al accidente nuclear desatado por el tsunami de marzo estuvo plagada de problemas e incluyó situaciones "extremadamente inapropiadas", según las investigaciones de un panel independiente difundidas este lunes.
El comité, integrado por una decena de expertos y académicos, hizo público un informe provisional que apunta a que muchos de los problemas que se vivieron en la maltrecha planta nuclear inmediatamente después del tsunami estuvieron relacionados con la falta de prevención ante lo inesperado.
El 11 de marzo olas de más de 10 metros producidas por un fuerte terremoto de 9 grados Richter azotaron la central nuclear, que se levanta a orillas del Pacífico, y cortaron el suministro eléctrico.
Según los expertos, en los momentos inmediatamente posteriores, en medio del caos, los operarios de TEPCO malinterpretaron y gestionaron de forma errónea la situación en los reactores 1 y 3, que sufrieron una fusión de sus núcleos, al igual que el reactor 2.
En el caso de la unidad 1, los trabajadores en los cuarteles de emergencia de la planta pensaron erróneamente que el condensador de aislamiento (uno de los sistemas para refrigerar el núcleo) funcionaba correctamente, lo que retrasó la decisión de verter agua para enfriarlo.
Todo apunta a que los operadores de la planta y el personal del cuartel central no tenían suficiente conocimiento sobre el equipamiento ni sobre su manejo, una situación "extremadamente inapropiada", señala el informe.
TEPCO "no había esperado una situación en la que se perdiera el suministro eléctrico de todos los reactores al mismo tiempo por un desastre natural muy grave, y no había proporcionado suficiente entrenamiento y preparación para responder a esa situación", critica.
En el caso del reactor 3, algunos trabajadores pararon un sistema de refrigeración de emergencia sin comunicarlo a la oficina central de la planta, lo que hizo que estuviera siete horas sin que se le inyectara agua.
Según los 10 expertos del panel independiente, liderado por el investigador Yotaro Hatamura, profesor emérito de la Universidad de Tokio, una respuesta más rápida con las medidas adecuadas hubiera permitido que el núcleo de los reactores 1 y 3 resultara menos dañado y, por tanto, emitiera menos radiactividad.
La investigación también señala al Gobierno de Japón y afirma que su respuesta inicial fue "problemática" y hubo una comunicación insuficiente entre las distintas oficinas.