El enfrentamiento verbal entre candidatos, el ruido de los actos proselitistas y la lluvia, que enfrió en algo el ambiente, marcaron el cierre de la campaña electoral en Ecuador.
Después de una intensa jornada, la más vertiginosa de los últimos 45 días de campaña, esta madrugada de viernes comenzó un periodo de reflexión de tres días, para que los electores mediten el voto que emitirán el próximo domingo en los comicios generales.
El presidente, Rafael Correa, que parte de favorito para la reelección, según las encuestas, cerró su campaña en una tarima instalada en una de las principales avenidas de Guayaquil, donde congregó a miles de personas.
El mandatario pidió a los guayaquileños no creer en "las mentiras" de la oposición y rechazó que éstas hayan llegado incluso a intentar vincular a su Gobierno con el narcotráfico.
Correa dijo que las imputaciones de supuesta "narcopolítica" en su Gobierno, además de no ser ciertas, apuntan a afectar su imagen y a dañar al país.
En otro sitio de Guayaquil, el magnate bananero Alvaro Noboa, que corre por cuarta vez consecutiva en unos comicios presidenciales, replicaba al mandatario y le acusaba de "tirano".
Correa "nos quiere quitar nuestra propiedad, nuestra moneda, nos causa desempleo, nos amenaza con su prepotencia y ustedes, hijos del imperio (Inca), bajan la cabeza, ante un tirano y eso yo no lo voy a hacer y le pido a Ecuador que alce la cabeza con orgullo", arengó Noboa a sus seguidores.
De su lado, la socialista Martha Roldós cerró su campaña en el Malecón de la ciudad portuaria de Guayaquil, aunque el fuerte aguacero que cayó en esa urbe disolvió también a sus seguidores, que se guarecieron bajo portales de varias viviendas.
El próximo domingo los ecuatorianos elegirán, entre ocho candidatos, al futuro presidente del país, así como a los legisladores de la Asamblea Nacional, alcaldes, prefectos provinciales y concejales municipales.