Con varias crisis abiertas en el plano internacional, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha visto obligado a mezclar la playa y el golf con tareas propias de la Casa Blanca en sus vacaciones, las más largas que ha tomado desde que llegó al poder, y que le han merecido críticas republicanas.
Apenas un día después de iniciar los bombardeos sobre posiciones del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el norte de Irak, Obama partió -el sábado- a la exclusiva isla de Martha's Vineyard, en Massachusetts, reacio a retrasar sus vacaciones, pese a la inestabilidad tanto en ese país como en Israel o Ucrania.
Esa decisión lo ha obligado a llevarse el trabajo consigo, como muestran las llamadas telefónicas que el lunes mantuvo con el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, con el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, y la declaración ante la prensa en la que celebró la designación de Haidar al Abadi como nuevo primer ministro de Irak.
El mandatario combinó esa agenda más típica de un día en el Despacho Oval con su primera jornada de playa junto a su esposa, Michelle, y su hija mayor, Malia, en la pequeña isla donde veranea cada año desde que llegó al poder.
El sábado y el domingo, Obama se entregó a su afición favorita, el golf, y ayer pasó la tarde en un acto de recaudación de fondos para el Comité Demócrata de Candidatos al Senado, un compromiso inusual durante sus vacaciones pero ineludible ante la proximidad de las elecciones legislativas de noviembre.
Fuera de la ciudad
Obama tiene previsto hacer un inciso en sus vacaciones el próximo domingo para regresar a Washington y mantener allí reuniones con asesores y miembros de su gabinete sobre temas que la Casa Blanca no ha precisado.
No obstante, el presidente regresará a Martha's Vineyard el martes 19 para permanecer allí hasta el domingo 24, lo que deja en 14 días sus vacaciones de verano en la isla y las convierte en el descanso estival más largo que ha tomado desde que llegó al poder.
Sus críticos no han obviado ese detalle, y el Comité Nacional Republicano (RNC) se apresuró a publicar el viernes un resumen de noticias sobre la decisión de Obama de mantener en pie sus vacaciones pese a las crisis internacionales y al "nuevo punto bajo" en su popularidad.
"Obama se escapa de la ciudad mientras derrapan sus políticas y su índice de aprobación", esgrimió el RCN, que cita una encuesta publicada la semana pasada por la cadena NBC News y el diario Wall Street Journal y que atribuye al mandatario una popularidad del 40 por ciento.
Recuento
Aunque Obama se ha escapado de Washington con menos frecuencia que su predecesor, George W. Bush, las críticas republicanas acompañan cada una de sus vacaciones, y la Casa Blanca repite la misma réplica: el mandatario viaja acompañado de sus asesores de seguridad nacional y de todo tipo de equipos de comunicaciones.
"Si hay una necesidad de que el presidente regrese a la Casa Blanca, el vuelo desde Martha's Vineyard a Washington no es largo", recordó el viernes el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El descanso en familia de Obama. (Foto: EFE)
No obstante, Obama no acostumbra a modificar sus planes de viaje por crisis domésticas o internacionales, con la excepción de unas vacaciones navideñas en Hawai que acortó en 2012 para resolver urgentes negociaciones fiscales con el Congreso.
En 2010, Obama permaneció en Martha's Vineyard en el punto crítico de la rebelión contra el líder libio Muamar el Gadafi, y tampoco interrumpió sus vacaciones el año pasado cuando el Ejército de Egipto derrocó al jefe del Gobierno, Mohamed Mursi.
Para sus vacaciones de este año, la familia Obama ha elegido una mansión de siete habitaciones, situada en una finca de 750 metros cuadrados con piscina, cancha de tenis y de baloncesto y perteneciente a una donante demócrata, Joanne Hubschman.
Las actividades de Obama durante las vacaciones en la isla, la favorita de la dinastía Kennedy y de adinerados donantes demócratas, suelen reducirse a visitas a tiendas locales, partidas de golf y escapadas para comprar un helado con sus hijas.
Y es que Obama lleva varios meses comparándose con un oso de circo deseoso de librarse de sus cadenas, agobiado por la calculada rutina de la Casa Blanca y que necesitaba con urgencia unas largas vacaciones.