Estados Unidos llevó a cabo la ejecución número 1.000 desde 1976

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Autor: Cooperativa.cl

En menos de 30 años un millar de personas en el país norteamericano han fallecido tras ser condenados a la pena capital, cifra que puede aumentar este mismo viernes.

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Un hombre que asesinó a su esposa y a su suegro en 1988 fue ejecutado este viernes en el estado de Carolina del Norte tras fracasar los esfuerzos de sus abogados para que se aplazara el castigo o se le conmutara por cadena perpetua.

 

Así, Kenneth Lee Boyd se convirtió en el ejecutado número 1.000 desde que se restableció la pena de muerte en 1976.

 

El veterano de la guerra de Vietnam de 57 años, recibió una inyección letal a las 07:00 GMT de este viernes después que el gobernador del estado, Michael Easley, negara la conmutación y el Tribunal Supremo rechazara una última apelación presentada por sus abogados.

 

Easley señaló en una declaración que "tras considerar cuidadosamente los hechos y circunstancias de estos crímenes y su declaración de culpabilidad, no encuentro una razón categórica para otorgar clemencia y anular los veredictos de los jurados que han sido respaldados por tribunales estatales y federales".

 

Justo antes de recibir la inyección letal, en presencia de testigos que incluían a una de sus nueras, el reo instó a ésta a "cuidar de mi hijo y mis nietos" y se despidió con la frase: "Que Dios bendiga a todos los presentes".

 

Aunque en el país norteamericano la mayoría apoya la pena de muerte, las últimas encuestas al respecto muestran que este respaldo comienza a disminuir.

 

"Esta ejecución número 1.000 es un hito. Es un hito del cual todos dedberíamos estar avergonzados y ojalá algún día todos aprendamos que juntar violencia con violencia no es las respuesta", afirmó el abogado de Boyd, Thomas Maher, tras presenciar la ejecución.

 

Lee Boyd admitió desde el comienzo del juicio que había asesinado a balazos a su esposa, July Currie, de 36 años, y al padre de ésta, Thomas Dillard, de 57.

 

En entrevistas a diarios y radioemisoras Boyd no reveló estar arrepentido, pero lamentó el hecho de ser el ejecutado número 1.000 en Estados Unidos. "No me agrada la idea de que se me considere como una simple cifra. Soy una persona, no una estadística", señaló.

 

La ejecución de Boyd será seguida este viernes por la de Shawn Paul Humphries, en el vecino estado de Carolina del Sur, si resultan estériles los esfuerzos de sus abogados por conseguir clemencia del gobernador y un aplazamiento por parte del Tribunal Supremo. (EFE)

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