La campaña de Donald Trump ha dejado entrever que estudia moderar su plan sobre los inmigrantes indocumentados, cuya expulsión de EE.UU. es un punto clave en su programa, mientras el aspirante presidencial republicano negó este lunes haber cambiado de opinión, pero sugirió una solución más "justa".
Trump tiene previsto ofrecer este jueves en Colorado un discurso con detalles sobre su plan migratorio, que desde el inicio de su campaña ha girado en torno a la construcción de un muro en la frontera con México para frenar la inmigración ilegal y a crear una "fuerza de deportación" para expulsar a los millones de indocumentados que viven en EE.UU.
No obstante, tanto la campaña como el propio Trump han dado señales de que están, al menos, evaluando una propuesta más "justa" y "humana" de la que han defendido hasta ahora.
"Tenemos que ser muy firmes, muy fuertes, con las personas que vienen (a Estados Unidos) ilegalmente", argumentó este lunes Trump en declaraciones a la cadena conservadora Fox.
El magnate dijo que él y su campaña están trabajando "con muchas personas de la comunidad hispana" para tratar de encontrar una "respuesta" al problema de la inmigración ilegal y de los indocumentados que residen en EE.UU.
Trump rechazó haber cambiado de opinión sobre su plan migratorio, aunque a continuación puntualizó: "Queremos llegar a una respuesta muy firme pero justa (...) Tiene que ser firme, pero también queremos llegar a algo justo".
El magnate se reunió el sábado en Nueva York con varios líderes hispanos, algunos de los cuales revelaron al término del encuentro que el candidato ha suavizado su discurso sobre los inmigrantes indocumentados.
Jacob Monty, un abogado de inmigración que preside la Alianza Judío-Latina, explicó a la cadena Univision que Trump admitió en esa reunión que hay un "gran problema" con los más de 11 millones de indocumentados que residen en EE.UU. y que deportarles "no es posible ni es humano".
"Lo que Trump respalda es asegurar que se aplique la ley"
Mientras, la nueva jefa de campaña de Trump, Kellyanne Conway, comentó el domingo a la cadena CNN que los planes para la deportación masiva de millones de indocumentados "están por determinar" y serán desarrollados "en las próximas semanas".
"Lo que Trump respalda es asegurar que se aplique la ley, que seamos respetuosos con esos estadounidenses que están buscando empleos bien remunerados y que somos justos y humanos con aquellos que viven entre nosotros", afirmó Conway.
El discurso xenófobo de Trump, que ha calificado a los inmigrantes procedentes de México de "violadores" y "criminales", y su promesa de construir un muro en la frontera le han dado votos entre las bases republicanas y lo ayudaron a ganar la candidatura a la Casa Blanca.
Pero, por otro lado, esa misma retórica le ha distanciado de los votantes hispanos, cada vez más numerosos y que fueron fundamentales para las victorias electorales del actual presidente de EE.UU., Barack Obama, en 2008 y 2012.
Varios sondeos nacionales sitúan a Trump hasta 60 puntos por debajo de la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, en intención de voto entre los hispanos, cuyo creciente peso demográfico hace que su apoyo sea vital para vencer en estados clave en las elecciones de noviembre próximo.
La semana pasada, Trump reestructuró su equipo de campaña con la incorporación de Conway y de Stephen Bannon, directivo del portal de noticias conservador Breibart News y defensor del estilo populista del magnate.
Uno de los objetivos de esa remodelación es tratar de recuperarse de la caída en las encuestas de intención de voto, donde desde comienzos de mes Clinton saca ventaja a Trump a nivel nacional y en varios estados de los considerados "bisagra".
A la espera de si estos cambios en la campaña se traducen también en una propuesta migratoria más "justa", lo que se ha visto ya es algo inédito en Trump: mostrar arrepentimiento por cosas que ha dicho "en caliente" durante la campaña electoral, especialmente aquellas que han causado "dolor personal".