Encuentro de Bush con activistas chinos desató la ira de Beijing a ocho días de los JJ.OO.
El mandatario fue acusado de enviar "señales gravemente erróneas a las fuerzas antichinas".
El mandatario fue acusado de enviar "señales gravemente erróneas a las fuerzas antichinas".
La reunión que tuvo esta semana el presidente estadounidense, George W.Bush, con varios activistas chinos pro derechos humanos desató la ira de Beijing, que acusó al mandatario norteamericano de enviar "señales gravemente erróneas a las fuerzas antichinas", informó la prensa estatal.
"Bajo la bandera de los derechos humanos y la religión, esas personas han dañado la seguridad nacional y la estabilidad social", aseguró el portavoz de turno del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Liu Jianchao, citado por la agencia Xinhua.
El pasado martes, 29 de julio, Bush se reunió en la Casa Blanca con reconocidos activistas chinos en el exilio, como la independentista uigur Rabiya Kadeer, el escritor Wei Jingsheng (encarcelado en los años 80 y 90 por su oposición a Deng Xiaoping) o el activista Harry Wu, entre otros.
Liu aseguró que con este encuentro, que se produce pocos días antes de que Bush viaje a Beijing para asistir a la ceremonia de inauguración de Pekín 2008, "la parte estadounidense ha interferido con rudeza en los asuntos internos de China y su situación religiosa".
"Expresamos nuestro fuerte desagrado y nuestra firme oposición e esto", concluyó el portavoz, pidiendo a Washington que deje de tomar decisiones que puedan dañar las relaciones entre China y Estados Unidos.
Asimismo, el portavoz cargó contra un grupo de legisladores de la Cámara de Representantes de EE.UU., por aprobar el pasado miércoles una resolución en la que exigía que China frene el abuso de los derechos humanos antes del comienzo de los Juegos Olímpicos.
Liu calificó a los impulsores de esta resolución de "tener una conducta odiosa", y los tachó de "antichinos".