El Comité Judicial del Senado de Estados Unidos celebra este miércoles una audiencia sobre la situación de la prisión de Guantánamo, en la que se hablará, entre otras cosas, de las posibilidades de cerrar el penal tal y como desea el presidente, Barack Obama.
Los legisladores tratarán las implicaciones fiscales y relativas a los derechos humanos en relación con la cárcel durante esta audiencia exclusivamente enfocada en Guantánamo, la primera de este tipo que celebra la Cámara Alta desde 2008.
La cárcel de Guantánamo se abrió en enero de 2002 por decisión del entonces presidente George W. Bush y en el marco de la "guerra global" de EEUU contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y llegó a tener casi 800 reclusos.
El pasado mes de mayo, en un esperado discurso sobre seguridad nacional y terrorismo, Obama anunció el levantamiento de dicha moratoria y urgió al Congreso a levantar las restricciones al resto de transferencias.
El presidente estadounidense insistió en su deseo de cerrar el penal, y el mes pasado nombró a un nuevo enviado especial para ejecutar su cierre, Clifford Sloan, un abogado de Washington muy cercano al secretario de Estado John Kerry.
La llegada de Sloan aumenta el rango de la oficina encargada de acelerar la transferencia de presos del penal, después de que en enero el responsable de esa oficina, Daniel Fried, fuera asignado a un puesto como encargado de sanciones internacionales sin que se seleccionase un sustituto.
86 de los 166 reclusos que tiene hoy el penal han recibido el visto bueno para ser liberados, pero la oposición del Congreso, la falta de acuerdos bilaterales para su transferencia y una moratoria en la repatriación de presos yemeníes a su país han bloqueado el proceso.
Por otra parte, más de un centenar de los presos están en huelga de hambre desde hace varios meses, de los cuales 44 son alimentados a la fuerza por vías nasales y alimentos líquidos.
Numerosas organizaciones y organismos internacionales han solicitado a Estados Unidos el inminente cierre del penal casi desde su apertura, una asignatura pendiente de Obama desde su campaña electoral en 2008.