Síndrome Estocolmo afecta a niña austriaca que reapareció tras ocho años de cautiverio

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Autor: Cooperativa.cl

La policía y la familia de Natascha Kampusch pidieron comprensión a la prensa, y darle a la ahora joven de 18 años al menos tres días "sin preguntas ni entrevistas molestas".

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La opinión pública austriaca continúa conmocionada por el cautiverio de más de ocho años que sufrió la joven Natascha Kampusch, quien desapareció a los 10 años y reapareció con 18, mientras familiares y sicólogos piden tranquilidad para facilitar la reinserción de la víctima en la sociedad.

 

Según los expertos, Natascha muestra síntomas de un fuerte "síndrome de Estocolmo", fenómeno observado en personas secuestradas y que consiste en el desarrollo de simpatía y apego a su captor, lo que también abre dudas sobre cómo y por qué logró hacerse de la fuerza necesaria para fugarse el pasado miércoles.

 

Aparentemente, la joven se escapó y se escondió en el jardín de una casa en la localidad de Strasshof, al norte de Viena, cerca de la vivienda que se convirtió en su cárcel.

 

Allí fue encontrada por una mujer que alertó a la policía después de que la pálida Natascha le contase que había vivido los últimos años encerrada en un sótano.

 

En su primer contacto con las autoridades, la joven sólo dijo: "soy Natascha Kampusch"; y reveló además que su secuestrador, Wolfgang Priklopil, un técnico de electricidad de 44 años, había partido hacia Viena en un auto BMW 850i de color rojo.

 

El caso, que se había convertido en la mayor búsqueda policial de la historia de Austria, mantiene en vilo a la opinión pública y llama la atención a nivel internacional.

 

Los padres de la víctima la reconocieron en una reunión que hizo llorar a Natascha, y poco después su captor se suicidó arrojándose a las vías de un tren de cercanías al norte de Viena, muriendo aplastado.

 

Durante toda la madrugada de este jueves la policía registró la casa que sirvió de prisión para la joven, en la que se encontró un escondite de tres metros de largo, 1,6 metros de ancho y dos de profundidad, cavado a partir de la fosa de un garaje y accesible a través una hueco de 50 por 50 centímetros que se cerraba con un sistema electrónico.

 

Allí había una cama y una pequeña estantería con libros infantiles y para adultos, así como un receptor de radio y un televisor.

 

En ese reducido espacio Natascha vivió supuestamente los últimos ocho años, aunque parece que en el último tiempo pudo salir.

 

Las primeras declaraciones de la joven arrojaron que no estuvo siempre encerrada sino que en los últimos años el secuestrador le permitió de vez en cuando acompañarle al supermercado e incluso quizás en algún viaje de vacaciones o paseos por el jardín de la casa.

 

Sin embargo, parece haber estado sometida a fuertes presiones para que no contacte a ningún extraño, por lo todo a punta a que su secuestrador fue prácticamente la única persona con la que mantuvo una relación.

 

En una carta abierta a la prensa, los padres de la joven pidieron comprensión y paciencia, y tres días de tranquilidad "sin preguntas ni entrevistas molestas".

 

Por ello, se espera que los detalles del caso salgan a la luz lentamente, mientras la víctima está bajo supervisión de sicólogos de la policía de Viena, que han adoptado una estrategia de suma cautela en sus interrogatorios para no conmocionar a la joven. (EFE)

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