Un diácono belga llamado Ivo Poppe admitió haber asesinado a "entre 10 y 20 personas" entre 1978 y 1996, cuando era enfermero en una clínica de Menin, en Flandes.
El acusado, de 61 años, consiguió mantener los hechos en secreto, pero en 2013 le confió sus crímenes a su psiquiatra, quien lo denunció ante la policía.
"Confiaba en que el secreto médico impediría al psiquiatra revelar lo que había dicho", aseguró Poppe tras su detención, según recoge el diario belga Le Soir.
Poppe abandonó la enfermería en 1996 para dedicarse exclusivamente a ser diácono de la Diócesis de Wevelgem, en el suroeste de Flandes.
Según un auto judicial enmarcado en el proceso abierto contra él, Poppe les habría provocado embolias a sus pacientes, generalmente personas con enfermedades terminales o de avanzada edad, inyectándoles insulina o aire.
Aseguró que sus acciones fueron "eutanasias", y si bien admitió que éstas no fueron solicitadas, las justificó apelando a un afán de aliviar el dolor de las víctimas y de sus familias, detalló Le Soir.