El tribunal de la ciudad húngara de Szeged decretó este miércoles la expulsión de un ciudadano iraquí y la prohibición de volver al país durante un año, en la primera sentencia que aplica la nueva ley que criminaliza la entrada ilegal en el país para detener la llegada de refugiados.
En el juicio, que duró apenas 80 minutos, la magistrada destacó que ésta es la pena mínima prevista en esta ley, la cual contempla un máximo de cinco años de cárcel si al entrar en el país se daña la doble valla de protección levantada en la frontera con Serbia.
"No sé", fue la respuesta del iraquí al ser interrogado por la prensa sobre qué hará ahora tras conocer sentencia, contra la cual no presentó apelación.
La nueva normativa entró en vigor ayer martes, coincidiendo con el cierre físico de la frontera.
La Policía húngara informó hoy de que ha tomado "diferentes medidas" contra 519 refugiados por haber cruzado ilegalmente la frontera desde la medianoche del lunes al martes, cuando cerró su línea divisoria con Serbia y comenzó a aplicar la ley que penaliza con cárcel la entrada irregular en el país.
Se han abierto procedimientos penales en 91 casos por cruce ilegal de la frontera, castigado con un máximo de cinco años de prisión, indicó en rueda de prensa György Bakondi, asesor de Seguridad Nacional del Gobierno, quien añadió que algunos de los juicios comenzarán hoy mismo.
Se espera que los acusados sean condenados a prisión condicional y expulsados del país.
El asesor no especificó cuántos de esos 519 refugiados serán procesados por el simple cruce ilegal de la frontera y a cuántos se aplicará el agravante de haber dañado la valla en el proceso.
"Esperamos que la inmigración disminuya"
Después del cierre de la frontera ha descendido drásticamente el número de refugiados que entraron en Hungría, desde los más de 9.000 del lunes hasta los 366 de ayer.
"Esperamos que la inmigración disminuya o encuentre otras vías", dijo Bakondi.
En las últimas 16 horas 94 refugiados han presentado ante las autoridades húngaras solicitudes de asilo, entre ellos sirios, afganos, somalís y 13 menores.
Hasta el momento ninguno ha recibido ese estatus, mientras que en 18 casos se han rechazado las peticiones y los solicitantes serán expulsados a Serbia.
El cierre físico y legal de la ruta que llevaba a los refugiados desde Turquía por Macedonia, Serbia y Hungría hacia los países ricos del norte, especialmente Alemania, ha provocado que quienes huyen de la guerra y la pobreza se dirijan ahora desde suelo serbio a Croacia y Eslovenia, para entrar en Austria por el sur.
Mientras, la emisora serbia RTS indica que en el lado serbio de la frontera con Hungría unos 3.000 refugiados esperan en un limbo entre los dos países, ya que ninguno quiere aceptarlos.
Unas 200.000 personas que huyen de conflictos o la pobreza en países de Oriente Medio y Asia han pasado por Hungría en lo que va de año, aunque la inmensa mayoría sólo quiere abandonar este país cuanto antes y seguir hacia Alemania.