Dos centenares de sobreviventes y familiares de las víctimas de la matanza de la isla de Utøya, Noruega, donde murieron 69 personas hace un año en el atentado contra el campamento de las Juventudes Laboristas, pidieron que se conserve el sitio tal como está para que sirva de museo de la paz y de recordatorio de la masacre.
La petición fue formulada en una carta y enviada a las Juventudes (AUF, por sus siglas en noruego), dueñas de la isla, y a los ayuntamientos implicados, informó ese miércoles el canal noruego TV2.
El secretario general de las AUF, Eskil Pedersen, había anunciado hace unas semanas los planes destinados a la isla, que incluyen el derribo de algunos escenarios de la matanza, así como su idea de volver a organizar en el futuro el campamento anual, aunque no se celebrará más un 22 de julio, aniversario de la masacre.
"Si derriban la cafetería y la caseta de bombeo como está planeado, derribarán una parte de la historia. El 22 de julio ocurrió. Es una parte de nuestra historia, pero también de la de Noruega", declaró Vanessa Svebakk, una de las firmantes y cuya hija fue una de las víctimas del ultraderechista Anders Behring Breivik.
Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, lo que causó ocho muertos; y justo después se fue en auto a Utøya, al oeste de la capital, y cometió allí una matanza en la que murieron 69 personas.
El tribunal de Oslo lo condenó el pasado 24 de agosto a la pena máxima de 21 años de custodia, que se pueden prorrogar de forma indefinida, al considerar que no es un enfermo mental y que es penalmente responsable de sus actos.