El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció este martes en Belgrado que ni él ni su gobierno reconocen al embajador estadounidense en Ankara, John Bass, como representante diplomático de Washington, tras la crisis desatada por la suspensión de emisión de visados.
"Ese embajador concluye su misión, pero ni yo ni mis ministros lo recibiremos", dijo Erdogan tras reunirse con su homólogo serbio, Aleksander Vucic.
Especificó que Bass está actualmente efectuando las visitas habituales de despedida (según la prensa turca, en dos días será embajador en Afganistán), aunque ningún miembro del gobierno las acepta, dada la situación.
"Ni nuestros ministros, ni el presidente del Parlamento, ni yo mismo hemos aceptado esas visitas de despedida porque no lo vemos como al representante de Estados Unidos en Turquía", declaró el mandatario.
"Primero de todo, nosotros no empezamos. Es un problema que ha creado Estados Unidos. Ellos no quieren hablar con el Ministerio de Exteriores (turco). Ahora dicen que fue el embajador (de EEUU) en Ankara quién tomó la decisión (de suspender la emisión de visados). Si fue así, no tenemos nada que hablar con los oficiales de Estados Unidos", añadió.
Bass confirmó este martes en Twitter que el motivo por el que el pasado domingo la embajada estadounidense decidió suspender la emisión de visados fue la detención de un empleado turco del consulado en Estambul.
"A pesar de nuestros mejores esfuerzos para conocer las razones de este arresto, no hemos podido determinar por qué ocurrió o qué pruebas existen contra este empleado", declaró el embajador.
Erdogan aludió en Belgrado a una supuesta infiltración de presuntos "agentes" del predicador Fethullah Gülen, a quien Ankara responsabiliza del fallido golpe militar de julio de 2016.
"¿Cómo se infiltraron estos agentes (de Fethullah Gülen) dentro del consulado de Estambul? ¿Quién los puso allí? Ningún Estado permitiría a estos agentes semejante amenaza. La República de Turquía también declaró ayer que no es un Estado tribal. No podemos tolerar esto", manifestó.
El primer ministro turco, Binali Yildirim, pidió este martes a Estados Unidos "sentido común" y que revoque la decisión, a la cual Ankara respondió casi inmediatamente con una medida idéntica.