El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, informó este jueves que la central nuclear ucraniana de Zaporiyia sigue usando agua del embalse de Kajovka para su sistema de refrigeración pese a la destrucción de la presa y la bajada del nivel del agua.
El embalse ha disminuido algo más de cuatro metros desde que la presa fuera destruida el martes, y alcanza ahora los 12,7 metros, un nivel en el que se había estimado que la central no podría bombear agua para enfriar los seis reactores del complejo.
Según nuevos cálculos, "es probable que se pueda seguir bombeando aunque el nivel descienda a unos 11 metros o posiblemente menos", indica un comunicado del OIEA.
La central se encuentra apagada, pero los seis reactores y el combustible usado aún requieren agua para enfriarse, lo que evita una posible liberación de material radiactivo.
Aunque la situación nuclear general sigue siendo precaria y potencialmente peligrosa, Grossi expresó que esta circunstancia proporciona algo más de tiempo antes de la posible transición a suministros alternativos.
"En estas circunstancias difíciles, esto está proporcionando algo más de tiempo antes de cambiar posiblemente a suministros de agua alternativos, incluyendo el embalse de refrigeración junto a la planta, así como sus estanques de refrigeración por aspersión más pequeños, los canales adyacentes y los pozos, que pueden proporcionar el agua de refrigeración necesaria para la central durante varios meses", señaló Grossi.
También recalcó que aún no se conoce el alcance del daño de la presa y cuándo y a qué nivel se estabilizará el embalse.
La central nuclear ha aumentado todas sus reservas de agua de enfriamiento para los reactores ante la disminución de los niveles del embalse.
Grossi señala que el nivel del embalse baja a una media de cuatro a siete centímetros por hora.
Un equipo del OIEA encabezado por el diplomático argentino viajará la semana que viene a Zaporiyia para evaluar la situación sobre el terreno.