Millares de personas realizaron filas este jueves para entrar en el Museo de la Revolución de Belgrado y rendir homenaje póstumo al ex presidente de Serbia y de Yugoslavia Slobodan Milosevic.
Los fieles de "Slobo", la mayoría de avanzada edad, empezaron a desfilar ante el ataúd. La caja, cerrada y cubierta por una bandera serbia y un ramo de rosas rojas, está flanqueada por un gran retrato de Milosevic.
Milosevic, de 64 años, falleció el 11 de marzo de un infarto en condiciones de detención en el penal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), en La Haya, Holanda.
Sus restos, traídos el miércoles 15 de marzo a la capital de Serbia y Montenegro, permanecerán expuestos hasta el sábado, cuando recibirán un homenaje público en la plaza ante el parlamento de la Unión Estatal de Serbia y Montenegro. El gobierno serbio rehusó ofrecerle honores oficiales.
A la ceremonia confirmaron hasta ahora su participación el líder del Partido Comunista de la Federación Rusa, Guennadi Ziuganov, una delegación de la Duma Estatal (Cámara baja) de ese país, y representantes de partidos políticos griegos, informó la agencia de prensa nacional Tanjug.
El ex mandatario, fundador y presidente del Partido Socialista de Serbia (SPS) será inhumado en la tarde del sábado 18 de marzo, "según su voluntad", al pie de un tilo en la propiedad familiar de Pozarevac, 70 kilómetros al sureste de Belgrado.
Al funeral se espera también la presencia de la viuda, Mirjana, y de los hijos, Marko y Marija, no así del hermano, Borislav, operado el miércoles a corazón abierto en el Instituto de Cirugía Cardiovascular Bakúlev, de Moscú.
El director de ese centro, Leo Bokeria, convino el miércoles con las conclusiones de la autopsia de Milosevic hecha por médicos holandeses y serbios, pero advirtió que la muerte del político serbio pudo ser evitada.
Su patología es tratable en cualquier lugar del mundo, pero no en condiciones de encarcelamiento, indicó el cardiólogo.
El TPIY rechazó en febrero pasado una solicitud de Milosevic para viajar a Moscú y atenderse en el Bakúlev, a pesar de las garantías dadas de que regresaría a La Haya para continuar el juicio, las cuales avaló el gobierno ruso.
Milosevic estaba acusado de ser responsable de las guerras y de sus excesos a los que dio lugar la desintegración en 1991 de la República Federativa Socialista de seis repúblicas, y de la represión policial serbia del terrorismo en Kosovo.
Tras cuatro años de juicio, ninguno de los 66 cargos imputados a Milosevic por la Fiscalía del TPIY pudo ser probado.
Su muerte, por el contrario, apuntó el miércoles el diario The New York Times, priva a la historia y al mundo de conocer a los verdaderos responsables de esas catástrofes, incluido el bombardeo durante 76 días y noches de Serbia por la aviación y la marina de la OTAN, para obligarla a abandonar Kosovo.
Milosevic, uno de los principales protagonistas de esos acontecimientos, había llamado a declarar como testigos en su juicio a muchos otros, como el entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
También, al jefe militar de turno de la Alianza Atlántica, el general estadounidense Wesley Clark, o a su secretario general, el español Javier Solana, quien aprobó los bombardeos y que hoy ocupa el cargo de Alto Responsable de la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea. (Agencias)